Mensajes electorales
Y una nota rápida sobre Dick Chenney
La Comisión de Servicios públicos de Georgia (PSC) es una apacible agencia estatal que se dedica a regular telecomunicaciones, transportes, eléctricas y gas natural en ese estado sureño. Fundada en 1879 para poner en vereda a los ferrocarriles y empresas de telégrafos, expandiendo su jurisdicción con los años.
La PSC, como muchas entidades similares de este país, escoge a sus comisariados vía elecciones. Los votantes de Georgia, de forma periódica, tienen que escoger a uno o dos miembros; si nadie saca más de la mitad de votos, van a una segunda vuelta.
No me preguntéis cómo demonios el votante medio de un estado puede evaluar una candidatura a regulador de telecos, o ni siquiera prestar atención al hecho de que están celebrando elecciones. Georgia vota a sus comisionados del PSC, y como buen estado sureño y conservador, suele escoger republicanos.
El martes hubo elecciones en Estados Unidos, incluyendo Georgia. Dos estados escogen a gobernador y legislativo; otros tienen municipales y otras votaciones de segundo orden. En Georgia, tocaba escoger a dos comisionados de la PSC. Aunque los demócratas han tenido algo de suerte en años recientes en elecciones federales (Biden ganó el estado el 2020 y, gracias a la torpeza de Trump, sus dos senadores son demócratas), el partido no se ha impuesto en una votación para un cargo estatal1 desde el 2006. Ni gobernador, ni fiscal, ni tesorero, ni nada similar.
Este martes, los dos candidatos demócratas ganaron sus elecciones 63-37. Fue, probablemente, el resultado más inesperado en una noche redonda para ellos.
Nueva Jersey y Virginia
Nueva Jersey y Virginia son los dos estados raritos que escogen a su gobernador en años impares, justo después de las presidenciales.
Ambos estados votan habitualmente demócrata, aunque con reparos. El gobernador saliente de Virginia, Glenn Younkin, es republicano (escogido el 2021, en unas elecciones que fueron vistas como una derrota para Biden), aunque no se podía presentar a reelección. Nueva Jersey, a pesar de estar dominada por los demócratas, tuvo un resultado mucho más ajustado de lo que nadie esperaba en el 2024, con Harris imponiéndose por menos de seis puntos.
La candidata demócrata en Virginia era Abigail Spanberger, una congresista moderada, exagente de la CIA. En Nueva Jersey presentaron a Mikie Sherrill, también excongresista y también moderada, expiloto de helicópteros en la marina. Los sondeos daban una ventaja de 7-8 puntos a Spanberger y un resultado relativamente ajustado (3-6) a Sherrill. Muchos analistas (servidor incluído) recordaban, sin embargo, que las encuestas subestimaron el voto republicano en ambos estados el 2024. Nueva Jersey, en particular, parecía la clase de elecciones en la que los demócratas se la pegan por sorpresa, viendo la tendencia reciente.
El martes, Spanberger ganó por 15 puntos, y Sherrill por 13. Los demócratas barrieron en las legislativas, ganando trece escaños en Virginia y cinco en Nueva Jersey. La sorpresa no es que ganaran las elecciones, ya que ambos estados son bastante demócratas y los sondeos les daban ventaja. La sorpresa es que barrieran a los republicanos por completo.
California
En California no había elecciones, sino un referéndum francamente extraño.
El estado aprobó, hace unos años, una enmienda constitucional para prohibir el gerrymandering, dándole la potestad de definir los distritos electorales a una comisión independiente. Esto es bueno para la democracia pero malo para los demócratas, y más cuando los legisladores en Texas acaban de aprobar un nuevo mapa electoral que favorece a los republicanos descaradamente.
La respuesta del gobernador de California, Gavin Newsom, fue una reforma constitucional. la llamaba proposición 50 autoriza a los legisladores estatales a redibujar el mapa de la forma más salvaje posible, básicamente aniquilando al partido en su delegación federal. El estado envía ahora mismo 52 representantes al congreso, nueve de ellos del GOP. La intención es reducir ese número a dos.
El martes, California votó si querían cambiar su constitución para volatilizar al GOP. Han aprobado la enmienda 64-36.
Connecticut
El martes el estado celebró elecciones municipales en 168 de sus 169 municipios2. Como sabéis, trabajo para la agencia que lleva las elecciones en el estado, así que estos días he estado excepcionalmente ocupado3.
Nadie esperaba demasiado de estas elecciones, que suelen tener poca participación (sobre un 30% de votantes registrados), y dado el carácter hiperlocalista de este bendito estado, muy centradas en temas muy, muy específicos a cada pueblo, a veces de forma hilarante.
Para sorpresa de absolutamente todo el mundo, los demócratas sacaron un resultado excepcionalmente bueno ayer, recuperando 29 alcaldías4.
Nueva York
Dejo a Zohran Mamdani para el final, porque creo que es el resultado menos significativo de ayer.
Para empezar, Nueva York es muy poco representativo respecto del resto del país. Es una de las pocas ciudades “de verdad”, con peatones y cosas sobre raíles, y es considerablemente más progresista. Segundo, las elecciones de ayer eran esencialmente una repetición de las primarias del verano, que Mamdani ya había ganado.
Mamdani tuvo la inmensa suerte, como contaba entonces, de que el viejo establishment demócrata decidió apostar por el peor candidato posible en Andrew Cuomo, un tipo al que su propio partido le echó del cargo tras múltiples casos de acoso sexual. Tuvo también la potra de que el ataque que escogieron contra él era ser insuficientemente amigo de Israel, exactamente cuando la guerra en Palestina estaba moviendo a las bases demócratas hacia esa dirección.
Es indudable que el tipo tiene talento, y su campaña ha sido sencillamente extraordinaria, pero que haya vuelto a derrotar al mismo rival por el mismo margen no es demasiado sorprendente. El pelotazo lo dio en junio.
Ahora, por supuesto, viene lo difícil. Nueva York es enorme (nueve millones de habitantes), carísima y lleva siendo esencialmente ingobernable desde hace más de una década. Aunque Mamdani es indudablemente listo, su programa de gobierno combina buenas ideas con propuestas bastante estúpidas. Si gobierna como un izquierdista, probablemente se lo comerán vivo.
Mi esperanza es que como alcalde sea más pragmático que ideológico, un sewer socialist de viejo cuño. Durante la campaña, Mamdani elogió esa tradición. Veremos.
Dick Cheney
El martes murió Dick Cheney, exvicepresidente del gobierno de Estados Unidos. Su legado estará asociado, de forma eterna e inevitable, a la invasión de Irak del 2003, probablemente el peor error moral y estratégico de la historia de Estados Unidos desde Vietnam. Cientos de miles de iraquíes están muertos de forma estúpida, cruel e innecesaria por su culpa.
Inmensamente inteligente, incansable y testarudo como nadie, Cheney llegó a Washington para trabajar de becario en el congreso en 1968 a los 27 años. En 1975, el Gerald Ford lo nombraba jefe de gabinete. Tras la derrota del presidente en 1976, Cheney pasó varios años en el congreso; no volvió al ejecutivo hasta 1989, como secretario de defensa de Bush padre, dirigiendo con éxito la primera guerra de Irak.
Su nominación a la vicepresidencia fue rocambolesca. Bush hijo encargó a Cheney, por aquel entonces un ejecutivo en el sector privado, dirigir el proceso de selección de su segundo. Cheney llegó a la conclusión que el mejor VP posible era él mismo, y eso fue lo que propuso. Bush aceptó.
Aunque Irak fue un error imperdonable, nunca he creído demasiado en la caricatura de Cheney como una persona horrible o malvada (a Cheney, que tenía un sentido del humor peculiar, le divertía mucho la idea). Mi sensación es que toda su vida fue alguien que tenía unos ideales claros (una idea de libertad muy republicana, la convicción de que Estados Unidos puede y debe hacer el bien, y que ese fin justifica -demasiados - medios); Irak fue el resultado de premisas estúpidas, no maldad.
Siempre hubo, además, algo profundamente humano, decente en Dick Cheney como persona, una coherencia inusual en muchos políticos. Siempre creyó en la libertad personal. En el 2004, contradiciendo a todo su partido (incluyendo a su presidente) se opuso abiertamente a prohibir el matrimonio gay en Estados Unidos; una de sus hijas era homosexual, y para él “freedom means freedom for everyone” (libertad significa libertad para todos).
Hacia el final de su vida, muchos se sorprendieron cuando Cheney fue uno de los pocos republicanos que se opusieron abiertamente a Donald Trump, junto con su hija Liz. Cheney no había cambiado; lo que había cambiado era su partido. Para él, que siempre creyó en la libertad individual, el estado de derecho, y ese ideal de Reagan de que Estados Unidos debía ser un faro para el mundo, Trump representaba una figura inaceptable.
Hace tres años, cuando Liz se enfrentaba a las primarias dentro de su partido que acabarían con su carrera política, Dick Cheney, ya muy enfermo, hizo un anuncio para su campaña. Dura un minuto; es él, ante la cámara, hablando. Siempre me ha parecido extrañamente conmovedor.
El viejo gigante, hablando una última vez sobre sus convicciones, odiado por su propio partido, diciendo su verdad, desesperado por la locura de sus viejos aliados. Es alguien que admira y está orgulloso de su hija. Y es alguien que terminaría su vida despreciado por los suyos, marcado para siempre por sus propios errores, a pesar de que, durante toda su carrera, siempre intentó hacer lo correcto.
Dick Cheney no era un monstruo. Pero era alguien que hizo mucho, mucho daño, a mucha, mucha gente. La suya es una figura trágica, no una historia de maldad y villanos de tebeo.
Y eso es algo que debería darnos aún más miedo.
Bolas extra:
Dick Cheney, siendo vicepresidente, le pegó un escopetazo en la cara a un tipo en un accidente de caza. Eso produjo uno de los mejores segmentos del Daily Show de todos los tiempos.
Desde que demolió media Casa Blanca para construir un salón de banquetes, la popularidad de Trump ha caído considerablemente.
El Supremo parece muy, muy escéptico sobre la constitucionalidad de los aranceles de Trump.
Los republicanos van a echar la culpa de su derrota a todo el mundo menos al amado líder, por supuesto.
El cierre del gobierno va a forzar la cancelación del 10% del tráfico aéreo en Estados Unidos.
Trump es indudablemente más listo que el resto de su partido: ha dicho que la culpa de la derrota es el cierre del gobierno, y cree que el GOP debe eliminar el filibuster y reabrir ya. Esa es la opción más lógica (y llevo cinco semanas diciéndolo) pero los senadores conservadores se niegan.
En análisis de Fox News tras las elecciones de ayer:
Elegido por todo el estado; ganan escaños a legislador y ciudades de vez en cuando.
Union, CT, que son rarillos, insisten en celebrar sus comicios en mayo.
Y la verdad, divirtiéndome mucho. Es un trabajo fascinante.
O cargos equivalentes. Esto es Nueva Inglaterra y hay puestos con nombre rarito, como First Selectman.




