La honestidad de la locura
Marjorie Taylor Greene anuncia su dimisión
Marjorie Taylor Greene (MTG), republicana representando el 14º distrito de Georgia en el congreso, anunció que dejará su escaño en enero. La decisión tomó a muchos por sorpresa; no es nada habitual que una legisladora con su fama, en una circunscripción en la que no puede perder el escaño ni aposta, deje el cargo.
Una activista en el congreso
La primera vez que hablé de Marjorie Taylor Greene fue hace casi cinco años. El partido republicano, por aquel entonces, vivía sumido entre el caos y las dudas que siguieron al asalto al Congreso hacía menos de un mes. Un grupo considerable de legisladores y notables estaban planteándose seriamente apoyar un impeachment de Donald Trump tras su salida de la Casa Blanca para inhabilitarlo y echarlo de la política para siempre. Tras una desastrosa respuesta a la pandemia, la derrota electoral y un intento de golpe de estado, el trumpismo se tambaleaba al borde del abismo.
Taylor Greene había ganado unas primarias contra un candidato apoyado por el establishment prometiendo ser más trumpista que nadie. Su distrito en Georgia era excepcionalmente conservador; Trump había ganado 73-25 hacía apenas unos meses.
La figura de MTG se convirtió en un recordatorio constante del partido que muchos querían dejar atrás, porque estaba completamente chiflada.
Dejadme citar el artículo:
MTG es la clase de persona que dice que los incendios forestales de California fueron provocados por un láser orbital controlado por la familia Rothschild y los judíos para abrir paso a la línea de ferrocarril de alta velocidad en construcción en el estado. Esto no es algo que dijera borracha perdida en sus años mozos, sino que lo escribió completamente en serio en noviembre del 2018.
Sabemos que lo dice en serio porque MTG lleva diciendo esta clase de cosas desde hace años, las dice todo el rato, y había esparcido su mensaje por toda internet. Esta mujer defiende que los atentados del 11-S fueron una conspiración organizada desde el gobierno, dice que supremacistas sionistas están detrás de la inmigración masiva de musulmanes a Europa para que procreen más que los blancos, cree que muchos políticos demócratas deben ser ejecutados, e insiste que las masacres de Parkland, Las Vegas, y Sandy Hook fueron un montaje y nunca sucedieron.
Cosa que me cabrea especialmente, porque mi mujer fue niñera de una de las maestras asesinadas en Sandy Hook. Y asistimos al maldito funeral.
La travesía del desierto
El impeachment fracasó, en gran medida, porque el Congreso de los Estados Unidos tenía un número considerable de gente como MTG. La mayoría no estaban, ni de lejos, tan enloquecidas como ella, pero el GOP se había llenado, durante los dos últimos ciclos electorales, de legisladores similares; gente que había ganado primarias gracias a su apoyo vociferante al trumpismo, muchos de ellos en distritos tan conservadores que eran inmunes a cualquier competencia electoral en las generales.
Este grupo de legisladores MAGA-radicales era bastante pequeño (quizás una treintena, entre las dos cámaras), pero era ruidoso. Muchos de ellos habían ganado primarias contra republicanos moderados, y no se cansaban de repetir que las bases del partido adoraban a Trump. Su presencia bastaba, junto al enorme ruido mediático de los medios conservadores, que estaban descubriendo entonces con Fox a la cabeza que criticar al ex-presidente significaba perder audiencia a patadas, hizo que muchos se cuadraran, a regañadientes, y dejaran a Trump con vida.
Los meses y años sucesivos fueron una lenta, lamentable marcha atrás del GOP, con el partido siendo tomado poco a poco por gente como MTG. El fracaso relativo del partido en las mid-terms del 2022 terminó por desacreditar al sector menos insensato del partido1, el trumpismo volvió al poder, tras unas primarias lamentables en las que nadie se atrevió a criticar al ex-presidente abiertamente.
A finales del 2024, en vísperas de las elecciones, MTG ya no era una figura marginal dentro del partido. Era una de las líderes de MAGA, alguien que representaba a un amplio sector de las bases del partido, capaz de recaudar cantidades enormes de dinero y con línea directa con los líderes del movimiento conservador. Y una vez Trump vuelve a la presidencia, la impresión general es que Greene es alguien que tiene acceso directo al presidente, la portavoz oficial de las bases en el congreso y la Casa Blanca.
Lealtad y voz
Ya por aquel entonces, MTG había dado señales de ser una política un tanto inusual. La mayoría de legisladores, acólitos, gerifaltes y activistas de MAGA se caracterizan por una lealtad completa a Trump y los ideales del movimiento que representa. Como sucede en otros partidos personalistas y semiautoritarios, la ideología exacta a seguir suele ser una cosa bastante nebulosa que combina interpretar los pronunciamientos del amado líder como si fueran textos sagrados y obediencia ciega cuando este cambia de opinión, algo que con Trump sucede a menudo.
Taylor Green es alguien que se distingue también por su lealtad completa a los ideales de MAGA y America First y su lealtad a Trump, pero estrictamente en ese orden. La buena mujer tiene sus principios y valores, que son casi siempre chifladuras reaccionarias y aislacionistas, y casi siempre coinciden con cosas que ha dicho Trump. Pero cuando el presidente cambia de opinión o insiste en hacer algo que MTG cree que es contrario a los ideales de America First que la llevaron a presentarse al congreso como la mayor fan de Trump, MTG antepone la lealtad a la causa a la lealtad al presidente.
Quizás algunas de sus ideas sean extrañas o equivocadas (lo son), pero MTG realmente cree en ellas, y realmente está en el Congreso para llevarlas a la práctica. Y esto es increíblemente inusual dentro del trumpismo.
Una de las cosas más obvias del partido republicano bajo Trump es hasta qué punto MAGA, como “movimiento” político es un negocio para cientos (miles) de “emprendedores” políticos buscando fama y fortuna. Toda la constelación de activistas, podcasts, influencers y traficantes de la indignación alrededor del GOP está repleta de gente dedicada en exclusiva a decir lo que las bases quieren oír, hacer la pelota a gente con poder, y mirar de ganarse unos cuartos consiguiendo tus 15 minutos de gloria y unos cuantos miles de suscriptores en tu canal de YouTube.
Entre los cargos electos, mientras tanto, existe una tendencia bien poco disimulada a la “flexibilidad” ideológica (léase: hacer lo que dice Trump) y la disciplina interna sin rechistar como mejor forma de hacer carrera en el partido. Esto viene acompañado de un escaso interés por sacar adelante un programa legislativo ambicioso, porque al presidente esto de gobernar le importa más bien poco, y una curiosidad bien poco disimulada sobre qué vendrá después.
Desde enero, la historia de MTG ha sido la de una persona que descubre, poco a poco, que el partido republicano no es lo que creía. Alguien que, como decía David Frum, se ha dado cuenta que el GOP es en el fondo un chiste, y que se estaban riendo de ella.
Rebeliones
Su caída del guindo (porque en el fondo, eso es lo que estamos viendo), ha sido progresiva. Todo empezó, probablemente, cuando Trump decidió apoyar a Israel incondicionalmente; MTG es una aislacionista radical, y creía que America First implicaba no meterse en saraos en Oriente Medio. Durante el cierre del gobierno federal, fue una de las únicas republicanas que pidió repetidamente extender los subsidios de Obamacare, porque creía que MAGA quiere decir proteger a la clase media, y no quería esos recortes.
Su mayor punto de fricción, y donde su ruptura con Trump ha sido más dramática, es con el caso Epstein. MTG era una de esas personas que se creía todas las conspiraciones antes de llegar al congreso, y una vez elegida, habló con muchas víctimas de esa red. Greene llevaba meses pidiendo que la administración publicara todos los documentos sobre el caso, y fue una de las pocas legisladoras republicanas que firmó la petición de descargo para forzar que el congreso votara que la administración los hiciera públicos.
Y lo hizo con la oposición abierta y directa del presidente, que la presionó en privado repetidamente para que se echara atrás, y cuando se negó, llamándola “traidora” y ridiculizándola en redes sociales una y otra vez.
Lo que sucede cuando Trump critica a alguien en público de este modo no es ningún secreto: las bases de MAGA van a por ti, sin cesar. Tu oficina recibe cientos de llamadas enfurecidas y múltiples amenazas de muerte. Gente armada se acerca a tu casa y a las oficinas en tu distrito y gritan obscenidades. Las redes sociales y los influencers de la derecha se vuelcan para hacer que todo lo que lees sean insultos.
Y eso parece que acabó por despertarla de veras. Durante años, MTG ha formado parte de esta cultura dentro de MAGA de toxicidad, insultos, y enviar las hordas de trolls contra los enemigos del presidente. Ha tenido peleas tremebundas con toda clase de activistas y legisladores, incluyendo (y es difícil recalcar lo horrible que ha sido MTG a veces), no lo olvidemos, llamar a familiares de víctimas de tiroteos masivos “actores pagados” una y otra vez. Pero estar al otro lado, recibiendo esos insultos de gente de su lado, cuando estaba convencida que está en lo correcto, le ha llevado a esto:
Dana Bash, de CNN (aquí tenéis la entrevista completa), le dice que hemos visto ataques al presidente antes, pero que hasta ahora MTG nunca había dicho nada. Su respuesta, que es algo que nunca escuchas en política, y aún menos desde MAGA, es que esa es una crítica justa, y pide perdón por haber formado parte de esta política “tóxica”.
Y la verdad, me la creo. Porque MTG será todo lo delirante que uno quiera, pero es alguien que realmente es quien dice ser, a pesar de todo.
Planes futuros
Es posible imaginar, y más en un contexto en el que el poder de Trump está claramente en declive según se acercan las midterms y el partido empieza a buscar sucesores, que alguien como MTG puede encontrar un nicho en el congreso que le permita tener influencia. Alguien que es MAGA 100%, pero que está dispuesta a luchar por lo que cree y no ser una pagafantas como el resto del GOP, etcétera; los partidos son impopulares, así que podría ejercer de figura anti-establisment, independiente e iconoclasta.
Por suerte o por desgracia, MTG ha sido tan consistentemente irritante durante años que se ha quedado sin amigos en el congreso. Los demócratas (con razón) la detestan, así que nunca ha encontrado ese nicho de independencia que te permite trabajar con gente de otro partido para aprobar leyes. Dentro del GOP, se alió con el Speaker Kevin McCarthy, enfureciendo a los extremistas del Freedom Caucus, y tras su caída, se las ha apañado para llevarse a matar con el actual. Tiene la mala costumbre de meterse en polémicas estúpidas con compañeras de partido, suele romper la ortodoxia en temas intocables (hablar de genocidio en Gaza), y ha alienado a casi todo el mundo, sin que nadie se la tome en serio. Eso incluye al propio presidente, que se ha negado a apoyar su candidatura al senado o gobernadora de Georgia2.
Así que, tras cinco años en Washington, a MTG le quedan dos opciones. Ser congresista de por vida, teniendo que aguantar a los trolls de Trump de vez en cuando, pero sin poder aspirar a nada más que recaudar fondos, enriquecerse especulando en bolsa, y salir por la tele de vez en cuando, o irse y hacer carrera política fuera, de un modo u otro. Montar un think tank o PAC, dar discursos, tener un podcast, defender la causa, e intentar influir desde fuera, en vez de ser un voto medio anónimo en la cámara baja.
Y quizás, de aquí unos años, volver a la política, allá por las primarias del 2028. Por probar que no quede.
La pelea que viene
Más allá de MTG y su extraña historia de quijotismo reaccionario, esta pelea interna es interesante por lo que vendrá después. El video en el que explica su dimisión es interesante:
Es un video sobre ideas. Locas, que conste, pero ideas. Habla sobre todas las maneras en las que la administración se ha desviado de las promesas de MAGA, y dice que la han apartado, del mismo modo que mucha gente común ha quedado fuera.
Greene es alguien que entiende las bases del partido, y está muy conectada con toda la red de influencers y activistas. Sabe que la desilusión dentro de MAGA es real, y que el debate sobre qué viene después no ha hecho más que empezar.
Y antes que os emocionéis demasiado con la rebelde MTG, dejadme recordar una vez más que en el debate interno sobre si MAGA debe ser amiga de neonazis como Nick Fuentes, MTG cree que sí.
Se habrá caído del caballo camino de Damasco, pero si pasarse.
La reunión
Hablando de cambios espirituales extraños, la reunión entre Donald Trump y Zohran Mamdani fue muy, muy cordial. Pero estilo este-es-hijo-que-nunca-tuve cordial. Del palo “puedes llamarme fascista cariñosamente” cordial.
El espectáculo dejó a mucha gente en MAGA increíblemente confundida, incluso indignada, de que Trump esté haciendo migas con un socialista-jihadista radical.
Hay muchas teorías sobre en qué demonios Trump estaba pensando, pero creo que la cosa es bastante sencilla: Mamdani es muy buen político, y Trump es alguien a quien le encanta que le digan cosas que quiere escuchar. Por lo que parece, Mamdani centró la conversación en hablar sobre vivienda y todos los edificios (cientos de miles) que Nueva York necesita. Trump, que hizo (y perdió) su fortuna en negocios inmobiliarios, era todo oídos, y el desmesurado carisma de Mamdani hizo el resto.
A pesar de todas sus chifladuras, autoritarismo e idas de la olla, el presidente sigue siendo un señor de Queens que construía casas, y el nuevo alcalde de su ciudad (porque Trump adora Nueva York) es alguien que es de Queens y quiere construir casas. Tras tres semanas llevándose galletas en sondeos, elecciones, y congreso, que viniera este encanto de chaval y fuera amable le ganó de inmediato.
Huelga decirlo, por cierto, pero creo que Mamdani está siendo muy hábil evitando enfrentarse a Trump. Es probable que a corto plazo, una batalla política con la Casa Blanca le ayude, pero si quiere gobernar (y todo parece indicar que quiere hacerlo) es mucho más sensato evitar ganarse un enemigo que le desvíe de su agenda de gobierno.
No dudo que acabarán peleándose en algún momento, porque Trump se pelea con todo el mundo. Pero el talento político de Mamdani es innegable.
Bola extra: racismo de pobres
A partir de ahora, los perfiles de cuentas de Twitter incluyen información sobre su país de origen. No debería haber sorprendido a nadie que un porcentaje considerable de los trolls más vociferantes y reaccionarios de la política americana resulta que viven fuera de Estados Unidos, lanzando mensajes de odio alegremente para conseguir fama y fortuna.
Mi impresión es que esto no revela una vasta conspiración internacional para hacer que la política americana se convierta en un cenagal, sino algo mucho más cutre: el odio da dinero, y quienes se pueden ganar la vida con ello viven fuera de Estados Unidos.
Twitter no da información sobre cuánto ganan sus cuentas de influencers verificados (los de la marca azul que pagan por Twitter); por lo que dicen, una cuenta medianeja-grande (digamos, decenas de miles de seguidores) que genera tráfico te puede dar sobre $500-1000 al mes. Esto, en Estados Unidos, es dinero, pero no es un sueldo. Y ser un influencer en Twitter requiere dedicación.
Si hablas inglés, eres ocurrente con memes o pariendo cosas con IA, y vives en un sitio donde $1.000 al mes es un sueldo, sin embargo, ser un troll a tiempo completo es un trabajo más que decente. Así que hay toda una industria de racistas furibundos profesionales (que es lo que aplaude el algoritmo de Musk estos días) esparcidos por todo el planeta, porque Twitter ha hecho que eso sea un negocio lucrativo para ellos.
Abandonad esa red social de una vez. Por favor.
Y convenció a Biden que podía volver a presentarse en el 2024. Fue la victoria electoral más cara de la historia.
Trump, en este caso, está acertando. Sería una candidata horrible.



