Recortes, inundaciones, y Elon Musk
Un despido, una tragedia, y un ególatra mesiánico incapaz de entender nada
El despido
El 21 de abril del 2025, una emisora de TV local de Austin, Texas publicaba la siguiente noticia:

Paul Yura era un funcionario con 32 años de experiencia en el NWS (National Weather Service, la agencia meteorológica de Estados Unidos) que llevaba casi dos décadas en la oficina de Austin. Su puesto era el de coordinador de alertas meteorológicas, el encargado de diseminar las a menudo complicadas previsiones de la agencia a las administraciones estatales y locales de su distrito, así como a condados, servicios de emergencia, guardia nacional y quienquiera que necesitara la información. Es el segundo puesto más importante en una delegación regional del NWS.
Elon Musk y sus alegres hordas bárbaras de DOGE, sin embargo, habían decidido que NOAA, la agencia de la que depende el NWS, era un nido de progres woke obsesionados con la justicia racial y el cambio climático. La primera oleada de despidos llegó en marzo, con más de 600 personas perdiendo su trabajo. Le siguieron varias rondas más, aparte de varios mensajes entusiastas de DOGE animando a la gente a jubilarse o correr el riesgo de ser despedidos. La administración Trump anunció, hace una semana, que quieren despedir 2000 empleados más.
Muchos observadores llevan avisando desde hace años que la agencia está crónicamente falta de presupuesto, y se estaba quedando atrás actualizando sus modelos de predicción. Daba igual. NOAA habla sobre cambio climático, un concepto prohibido en la cosmovisión del trumpismo, así que ha que hay que despedir a todo aquel que esté relacionado con esa idea.
La tormenta
La oficina del NWS en Austin es la que se encarga de cubrir el Hill Country, la zona rural al oeste de la ciudad. El jueves, 3 de julio a las 3.35 de la tarde, las previsiones de esa oficina anunciaron un aviso de inundaciones (flood watch) en Twitter, avisando de la posibilidad de fuertes lluvias y crecidas. No fue hasta pasada la medianoche, ya en el 4 de julio (00:42) que anunciaron, también en Twitter, una alerta (flood warning), diciendo que habría inundaciones en la región. Reiteraron el mensaje sobre una hora más tarde, hablando de crecidas. No fue hasta las cuatro de la mañana cuando declaran el estado de emergencia.
En condiciones normales, Paul Yura y gente de su departamento habrían estado en la oficina toda la noche. Al ver la previsión empeorar, habrían llamado a todas las agencias y cargos públicos directamente a sus casas o móviles y convocado un gabinete de crisis. Aunque el NWS envió un aviso a móviles, sabrían que en Texas esto no bastaba, ya que mucha gente apaga las notificaciones de emergencia por defecto. El estado tiene la mala costumbre de utilizarlas para chorradas, como avisos de tiroteos (siendo Texas, es significa pitidos todo el santo rato), así que no llegan a todo el mundo.
Pero Yura estaba en casa, jubilado. Así que nadie llamó a las autoridades. El NWS puso mensajes en Twitter y Facebook, y poco más.
La previsión inicial había sido tormentas, con hasta 150 milímetros de precipitación. Acabaron cayendo 300, provocando una crecida del río de ocho metros en apenas 45 minutos.
Este gráfico os sonará familiar:
Culpables
También sería la mar de familiar que, tras una inundación que ha dejado más de 80 muertos, los políticos se han apresurado a echarse la culpa los unos a los otros.
Las autoridades de Texas se han quejado de que NOAA falló en sus previsiones. La administración Trump ha echado la culpa de esos fallos a la herencia recibida de Biden. Los demócratas, que en esto de hacer política son excepcionalmente torpes, han pedido una comisión de investigación bipartidista antes de dirimir si alguien ha hecho algo mal1.
Lo cierto es que esta no es la primera vez que pasa. En 1987 hubo inundaciones en el mismo río, aunque con menos lluvia, y la riada acabó matando diez adolescentes en un campamento de verano no demasiado lejos de donde ha habido decenas de muertes este fin de semana. Las autoridades saben que hay riadas cada vez más fuertes, pero llevan años estudiando y rechazando instalar un sistema de alarma (con sirenas) para emergencias.
Lo más probable es que esta tragedia fuera una combinación extraordinaria de una tormenta fuera de la escala, errores colectivos y mala suerte. Lo que es indudable, sin embargo, es que la administración Trump está decidida a desmantelar la única agencia con capacidad para predecir cuándo riadas de esta clase van a suceder, incluyendo el cierre de departamentos enteros especializados en lluvias torrenciales y cambio climático.
El megalómano
El padre espiritual, por llamarlo de algún modo, de muchos de los despidos en NOAA y el NWS es Elon Musk. El megamillonario sigue indignado con el presidente porque sus guardias revolucionarios de DOGE no recibieron el respeto que merecían, su mejor amigo no fuera nombrado jefe de la NASA y la espantosa ley presupuestaria aprobada la semana pasada.
Musk ayer anunció, mediante un post en Twitter, que estaba tan harto que iba a formar su propio partido político. Su queja principal es que los republicanos no han recortado suficiente gasto público, que Estados Unidos sigue siendo demasiado woke, y que por lo tanto es necesaria una alternativa de (extremo) centro a los dos partidos que han abandonado el pueblo llano.
No sé dónde habré escuchado yo eso antes.
Lo cierto es que, por mucho dinero que tenga Musk, crear un tercer partido en Estados Unidos es una idea espantosa. Casi todos los cargos públicos americanos se escogen por mayoría simple, con los legisladores, salvo unas pocas excepciones, representando distritos uninominales. Esto significa que un partido no puede entrar de forma gradual, sacando un 10% el primer año, 20% el segundo, y creciendo; es un o todo o nada, y a poco que tu “nada” reciba un porcentaje significativo de voto, tu presencia hace que puedas dividir el electorado y dar un escaño fácil al partido del bloque rival. Cualquier estudiante de primero de políticas te puede dibujar un croquis sobre el tema; esto es literalmente lo primero que te enseñan sobre leyes electorales.
La última vez que una formación nacional acabó por extinguirse fue antes de la guerra civil, y lo hizo por sus divisiones internas ante la esclavitud. Aunque ha habido un puñado de candidatos de terceros partidos a la presidencia que han sacado resultados medio decentes, su presencia o bien se dirigia a sabotear abiertamente al candidato demócrata (dixiecrats, Ralph Nader) o accidentalmente al republicano (Ross Perot).
Musk es increíblemente impopular, y dudo mucho que las noticias sobre NOAA le vayan a ayudar demasiado. Por una vez le daré la razón a Trump, que dice que Musk ha perdido la cabeza con esto de crear un tercer partido. Dado el carácter ciclotímico del empresario (léase: drogas) es posible que se le pase antes de echar millones de dólares a la basura en un puñado de campañas legislativas sin sentido, pero Dios sabe.
Bolas extra:
Los departamentos de policía de Estados Unidos sólo resuelven un 58% de los homicidios del país. Como comparación, ese porcentaje en España supera el 90%. Cuando digo que la policía en este país es espantosa, no exagero.
El Congreso aprobó una ley forzando el cierre o venta de TikTok. Trump la ha ignorado por completo. Si os preguntáis por qué el algoritmo de TikTok parece ser de derechas, quizás eso sea una pista.
La pausa de 90 días de los aranceles debía caducar esta semana, pero Mr. Taco ha decidido retrasarlos hasta el 1 de agosto para negociar más y más fuerte.
La ley aprobada por el congreso con recortes a Medicaid va a provocar el cierre de cientos de hospitales rurales en Estados Unidos.
LOS RECORTES ESTÁN AHÍ MERLUZOS A VER QUÉ TENÉIS QUE DESCUBRIR AHORA QUÉ ES ESTO DE PEDIR PERMISO PARA CRITICAR A TRUMP HAY PARA COSEROS A GUANTAZOS CORCHO YA.