Una de las cosas que siempre me ha sorprendido de Estados Unidos, pero que a la gente de este bendito país les parece normal, es la existencia de una industria legal de maltrato y abuso económico a gente con poco dinero. Una combinación de leyes laxas o mal escritas, total indiferencia legislativa, un sistema judicial caro e inoperante y el tremendo, inmisericorde clasismo1 que tiñe toda la sociedad permiten la existencia de toda clase de negocios que viven de aprovecharse de quienes no pueden defenderse.
Aquí tenemos tres historias.
Robando coches a los pobres
Connecticut es un estado en teoría progresista, que suele aprobar leyes para proteger a trabajadores y consumidores de abusos2. Ayer CT Mirror, un periódico local, publicaba un artículo sobre una práctica espeluznante y completamente legal que un puñado de compañías de grúas para retirar coches han hecho su modelo de negocio.
Hará cosa de algo más de treinta años, Connecticut sufría una epidemia de coches abandonados. Estados Unidos a finales de los ochenta estaba en su fase Mad Max, y la policía no daba abasto retirando vehículos en las cunetas de las autopistas y carreteras, hasta el punto de que incluso los chatarreros no sabían qué hacer con ellos. Los legisladores decidieron entonces aprobar una ley que permitía a una empresa de grúas vender aquellos coches que retiraran si estuvieran valorados en menos de $500 y su propietario no lo reclamara en menos de quince días.
La ley fue revisada años más tarde para subir el umbral a $1500, con el mismo periodo de reclamo, y dando 45 días a los coches más caros. Y fue más o menos ignorada hasta ahora, hasta que un puñado de “emprendedores” descubrió en ella un modelo de negocio la mar de simple: llevarse coches a la mínima excusa, mentir en el papeleo sobre su valor, hacer los trámites tan lentamente como sea posible, pedir documentación absurda o presentar facturas hinchadas a quienes intentaran recuperar su vehículo, y venderlos en el momento en que se cumpliera el plazo.
Y lo de “mínima excusa” no es ninguna broma. El artículo habla de MyHoopty, un chiringuito de Watertown, CT propiedad de un tal Michael Festa, que vive de retirar coches mal aparcados y venderlos, acumulando denuncias que no van a ninguna parte porque todo lo que hace es perfectamente legal. Hay unos apartamentos en Hamden de los que el tipo se ha llevado más de quinientos coches en dos años, esencialmente confiscando decenas de vehículos si tenía la “suerte” de que su propietario no tenía todo el papeleo a mano. Su truco favorito para justificar valoraciones irrisorias y colocarlos en dos semanas (el estado en teoría tiene que validar la valoración, pero pasan de todo) es alegar que no sabe si el coche es funcional o no porque no puede encenderlo - algo la mar de divertido cuando se lo ha llevado por las bravas y no tiene las llaves.
El legislador que llevaba el comité de transportes intentó cambiar la ley en 2023, después de que Festa tuviera la inmensa jeta de reclamar al estado que subieran el precio regulado de retirar un coche el año anterior. Como sucede a menudo, las empresas de grúas tienen lobistas, pero sus víctimas no, así que quedó en nada. Conociendo el estado, este artículo seguramente servirá para que veamos alguna reforma este año, ya que todo el mundo en el Capitolio lee el CT Mirror y los legisladores no dejan de ser buena gente. Pero cielos santo, qué negocio.
Sindicatos de pega
Home Healthcare Workers of America es un sindicato que representa a trabajadores que cuidan personas en sus domicilios en el estado de Nueva York. Tiene 43.000 afiliados, y está creciendo más deprisa que casi cualquier organización obrera del país.
Es un empleo mal pagado, precario y desagradable; las empresas del sector son a menudo poco más que chiringuitos que viven de encontrar a clientes ancianos o minusválidos con pocos recursos, echarles una mano pidiendo ayudas estatales, y contratando a alguien para que les cuide por cuatro perras, quedándose “costes de gestión” y pagándoles el salario mínimo. Un sindicato es exactamente lo que estos trabajadores necesitan, alguien que defienda sus derechos y evite abusos. Home Healthcare Workers of America debería ser una gran noticia para todos los implicados.
Hay un pequeño problema, sin embargo: todo parece indicar que HHWA no es un sindicato de verdad, sino un chiringuito gestionado por una familia con curiosas amistades en ciertos sectores cuestionables3con sueldos millonarios que firman convenios increíblemente favorables para los empresarios. Es decir, HHWA es un sindicato de pega, una filfa, un timo favorecido y aplaudido por las empresas del sector para asegurarse que el sindicato real de este sector, 1199SEIU, no molestara.
El “modelo de negocio”, en este caso, no por conocido deja de ser ingenioso. HHWA llama a una empresa de cuidadores a domicilio que tiene algo de agitación sindical (esto es, gente de 1199 hablando con empleados) y se ofrece como alternativa. Habitualmente, cuando los trabajadores de una empresa quieren sindicarse, tienen que pedir una votación, que es gestionada por una agencia federal4. El patrono suele resistirse, y el proceso es un horror burocrático con muchas lágrimas y despidos ilegales. HHWA sugiere ahorrarse todo ese proceso: la empresa puede reconocer al sindicato como representativo sin elecciones de forma voluntaria, y a cambio negociar un convenio que deje a los empleados a la estacada.
Los tipos de HHWA son tan buenos haciendo su trabajo que hay miles de currelas que pagan sus cuotas mensuales para que HHWA les represente, y no tenían ni idea de que formaban parte de un sindicato. Por supuesto, HHWA no hace absolutamente nada para protegerles.
Si habéis visto películas antiguas sobre crimen organizado en Estados Unidos, seguramente todo este escenario os sonará familiar. Una de las “viejas tradiciones” de la mafia de antaño para cobrar protección a empresarios en negocios que controlaban era mediante la creación de sindicatos ficticios. La clase de organizaciones que reventaban las rodillas a aquellos currelas que se negaban a pagar cuotas o protestaban demasiado, ya se sabe. HHWA no es uno de esos sindicatos, pero la idea de que una familia “proteja” a empresas de este modo es delirante.
El sistema de pago de subvenciones para cuidar a gente en sus domicilios, por cierto, es increíblemente disfuncional y genera montañas de fraude con pacientes y cuidadores ficticios, pero es para otro día.
Walmart
Walmart es una cadena de hipermercados con más de 1,6 millones de empleados en Estados Unidos. Son una especie de versión colosal, barata y maléfica de Carrefour, famosos por su devoción fanática a reducir costes, precios bajos, y maltratar trabajadores. Gracias a su talento para la logística y sus enormes economías de escala, es imposible competir en precio con ellos; cuando un Walmart abre en una ciudad o pueblo, suelen convertirse en el lugar donde todo el mundo va a comprar tarde o temprano.
Los economistas americanos llevan décadas debatiendo sobre el impacto real de Walmart en las comunidades en las que se instalan. Por un lado, sus precios son tan bajos que ahorran dinero a los consumidores, sobre todo a rentas bajas. Por otro, su tamaño hace que acaben creando monopolios locales, forzando que otros negocios similares cierren.
En el Atlantic Rogé Karma repasa dos artículos académicos recientes sobre el tema. Ambos concluyen que Walmart destruye tanto empleo allá donde aparece que las comunidades circundantes se empobrecen de forma significativa. Un estudio concluye que la renta disponible en una región cae un 6% en la década posterior a la llegada de un Walmart, tal es la destrucción de empleo, el ahorro en precios bajos siendo muy inferior a la caída de salarios. Otro análisis compara el crecimiento económico entre condados en los que Walmart abrió una tienda y en aquellos en los que no pudo debido a oposición local. Los condados con Walmart sufrieron caídas de ingresos significativas, con los trabajadores de todos los sectores, no sólo los de venta minorista, viendo sus sueldos disminuir. El nivel de empleo disponible cae un 3% en cinco años.
¿Qué sucede? Walmart es tan grande que primero, compite hasta eliminar a casi todos los competidores locales. Una vez ocupa la posición dominante, su tamaño le convierte en un monopsonio5 en el mercado laboral, pudiendo forzar salarios bajos al ser el único lugar que queda para trabajadores poco cualificados. La empresa suele hacer la pantomima de “comprar productos locales”, pero al ser tan dominante, puede exigir precios bajos a sus proveedores, reduciendo salarios en ambos lados de la escala.
La solución a esta clase de problemas es, por descontado, evitar que una empresa pueda crecer hasta alcanzar el tamaño de Walmart, y evitar la formación de monopolios locales. Dado que los reguladores de competencia en Estados Unidos se desvanecieron en 1980 y nunca los han vuelto a ver con vida, dudo que eso suceda.
Bolas extra
Nueva York ha puesto en marcha oficialmente su tasa de congestión para entrar en la parte baja de Manhattan, un peaje de $9 por vehículo.
Los bomberos de la ciudad están protestando indignados que, si se tienen que desplazar a un cuartel en la zona restringida van a tener que pagar, y eso puede provocar una crisis sin precedentes dado que muchos bomberos quizás no estén en su puesto si hay una emergencia. Dios les libre de coger el metro.
Los bomberos supongo que creen que tener un camión respondiendo a una emergencia en un atasco es un riesgo menor que tener que pagar un peaje. Después me sorprende que insistan en llevar cascos que no sirven para nada.
Rincón inmobiliario: en New Canaan, Connecticut, uno de los municipios más ricos del país, puedes comprar una espléndida mansión de nueva construcción de 942 metros cuadrados, seis habitaciones y ocho baños6 en un terreno de casi una hectárea por 5,695 millones de dólares. Tiene de todo, acabados de lujo, cuatro chimeneas, una cocina en la que puedes aparcar un portaaviones. Lo único que no tiene es conexión con una cloaca; el agua de corriente viene de un pozo, y las aguas fecales van a una fosa séptica. Es decir, te puedes gastar varios millones en una casa, pero tienes que ocuparte de tu propia mierda, literalmente.
¿Por qué un pueblo tan rico no tiene cloacas? Su ausencia limita la cantidad de viviendas que puedes construir por hectárea. Si cada vivienda debe tener dos acres de terreno, es imposible construir viviendas asequibles, garantizando que la chusma y los pobres no se muden a New Canaan. Esta es una práctica conocida y explícita en Connecticut. Hay varios pueblos increíblemente ricos con enormes problemas de acuíferos contaminados porque sus habitantes rechazan construir cloacas para impedir que se construya más vivienda.
O racismo. Que en este país viene a ser lo mismo muchas veces.
Y hay un puñado de leyes que he contribuido a que estén en los libros. Que estas cosas no se aprueban solas.
Cof recogida de basuras cof crimen organizado cof
La National Labor Review Board. Hablo mucho sobre su historia en el libro. Sí, voy a enlazar el libro una vez por artículo hasta que no queden más copias disponibles.
El antónimo de monopolio; un mercado en el que hay un sólo comprador.
Es una cosa de ricos, esto de tener más baños que dormitorios. No preguntéis por qué.
Hola, Roger. Aprovecho el día (y no el articulo, que no tiene nada que ver) para preguntar sobre algo, quizas un poco personal. ¿Como llevas el dia de reyes en Estados Unidos? Personalmente, creo que lo echaría muchisimo de menos. Y no solo la cabalgata, regalos y demas sino que se me haría raro todo el concepto de "navidad como una fecha" y no "navidad desde el 24 hasta reyes". ¿Alli se entiende diferente, verdad?
A mi me parecería razonable que hicieran una excepción de la tasa de congestión para todos los first responders.