Días después de que Trump ganara las elecciones, escribí un artículo hablando sobre mis expectativas para su segundo mandato.
Dos caminos para una presidencia
Con las elecciones ya firmemente decididas, el partido demócrata ha dedicado el resto de la semana a hacer lo que realmente les gusta, atizarse entre ellos. Desde el jueves, todas las facciones, contubernios, bandas, huestes y clubs de fans dentro del partido están lanzándose obuses y diatribas echándose la culpa de lo sucedido unos a los otros, en un p…
En el texto no intentaba hacer una predicción sobre qué iba a suceder este año, sino cómo sucedería. Mi teoría era que la administración se convertiría en una carrera soterrada entre la maldad de sus líderes y su estupidez inagotable. Tendríamos una Casa Blanca intentando impulsar decenas de ideas espantosas, por un lado, pero dado la nula capacidad intelectual de sus líderes, muchas acabarían quedándose encalladas en el congreso o los tribunales.
La estructura básica del análisis me parece que es básicamente correcta. Donde me equivoqué, me temo, es que subestimé la capacidad de esta gente de sacar adelante ideas estúpidas.
Legislando mal
Trump, de momento, no ha conseguido sacar nada adelante en el Congreso. Los republicanos están trabajando en una ley, su bajada de impuestos, y parecen tener bastantes problemas para conseguir acordar nada, especialmente en el lado del gasto. Es muy poco habitual que un presidente con mayoría en ambas cámaras tenga una agenda legislativa tan esmirriada, pero esta Casa Blanca no es un lugar para grandes ideas.
Aprobar leyes en Estados Unidos es difícil, pero derogarlas lo es aún más. Cualquier presidente que quiera sacar adelante proyectos con cierta permanencia temporal tiene que hacerlo a través del Congreso, y Trump o no quiere o no puede hacerlo.
Malos sondeos
Parte del problema para la administración es que la luna de miel post-investidura se les ha acabado rápido. La popularidad de Trump se ha hundido en los sondeos. Muchos grupos clave le están dando la espalda; el presidente ha pasado de un +5 entre los menores de 30 años a un lamentable -29. Su aprobación ha caído hasta un 40%.
Los aranceles son extraordinariamente impopulares; un 72% creen que harán daño a la economía, incluyendo un 44% de republicanos. Los bandazos en política económica, y las señales de una recesión en ciernes, han hecho que una amplia mayoría de votantes desaprueben su gestión. Donde Trump tiene mejores cifras es en política migratoria, e incluso aquí su aprobación está cayendo. Los sondeos que le dan mejores números lo tienen alrededor del 50%; en otras encuestas también ha entrado en la misma espiral negativa.
En condiciones normales, esto suele dejar a una administración irremediablemente debilitada. Si el electorado no confía en ellos, sus compañeros de partido en el Congreso tienen poco interés de ayudarles a gobernar. Eso hace que tengan problemas para sacar leyes adelante, lo que les hace parecer más inoperantes, lo que hace a su vez que sean más impopulares.
Nihilismo autoritario
Para la administración Trump, sin embargo, esto quizás pese un poco en sus egos, al sentirse rechazados, pero no en su agenda de gobierno. La Casa Blanca ha apostado por gobernar por decreto tanto como sea posible, remodelar con dinamita departamentos enteros de la burocracia federal, dar órdenes y cambiar leyes utilizando órdenes ejecutivas de manera indiscriminada, y hacer todo lo posible por ignorar órdenes judiciales. Su filosofía estos días es que no hace falta cambiar una ley que les molesta si puedes desmantelar la agencia que estaba implementándola a base de despedir a media plantilla o negarse a gastar el dinero presupuestado.
Sabíamos, porque Trump había mencionado más de una vez que esta era su intención, que el presidente tenía intención de expandir la autoridad presidencial por las bravas tanto como fuera posible, y seguramente hacer cosas terribles y espantosas con ella. Lo que me ha sorprendido es que muchas de estas decisiones sean tan singularmente incompetentes.
Ya he hablado de los aranceles, una mala idea, ejecutada de la peor manera posible, y que probablemente acabe por enviar la economía americana hacia una recesión, si no lo ha hecho ya. Trump ha encontrado una medida de política económica en la que puede tomar la decisión más idiota posible, y donde no tiene nada que le pueda impedir hacerlo. El Congreso, en teoría, puede retirar estos poderes de manos de Trump, pero el partido republicano es incapaz de hacer nada que moleste al amado líder.
Lo que me sorprende es el resto. Estados Unidos tiene, objetivamente, las mejores universidades del mundo. Está intentando volarlas por los aires. El mejor sistema de investigación científica del mundo está aquí. Lo están destruyendo. La oficina que se encarga de defender a Estados Unidos de ataques informáticos va camino del desguace, igual que todos los programas de salud pública, o incluso quienes administran el sistema de pensiones. La agencia tributaria americana está siendo desmantelada, así que cualquier idea de que quieren reducir el déficit es una ficción risible. La actitud de la administración hacia todos los empleados del gobierno federal es despreciarles, maltratarles e intentar que se marchen, sin que les importe lo más mínimo si están haciendo su trabajo o no.
Esta es una administración extraordinariamente nihilista. Y es difícil imaginar qué demonios quieren conseguir con todas estas medias, excepto ver el mundo arder.
Bola extra: Musk está chiflado
Elon Musk está convencido que el planeta se enfrenta a una crisis demográfica sin precedentes y ha decidido que tener tantos hijos como sea posible, creando una legión de bebés de múltiples madres, y hacer que todas vivan en un complejo residencial privado en Texas. Para ello, está usando Twitter para ponerse en contacto con influencers, pedirles tener hijos, y dándoles quince millones y un sueldo mensual de 100.000 dólares a cambio de su silencio. Nadie sabe cuántos hijos tiene.
Si esta historia os parece una teoría de la conspiración absurda o una descripción de un supervillano de peli de Bond descartado por ser imposible de creer, estáis equivocados. Es una noticia del Wall Street Journal, y todo apunta a que es 100% real de principio a fin.
Este es el tipo que está remodelando la administración pública a cañonazos, por cierto.
Bola extra: inmigración
El caso de Kilmar Abrego Garcia, el inmigrante deportado sin juicio ni garantía legal alguna al gulag de Bukele en el Salvador es una historia extraordinaria. La administración ha decidido que va a ignorar al Tribunal Supremo, sin el más mínimo reparo. Han decidido también inventarse que el pobre hombre (que no ha cometido en su vida delito alguno) no sólo es un pandillero peligroso, sino también un terrorista:
Oh, y andan diciendo que cualquiera que esté pidiendo derechos procesales y hablando de presunción de inocencia está “colaborando con el terrorismo” y las autoridades federales los acusarán de ese delito:
Todo muy normal.
Bolas extra: el resto
Harvard ha decidido seguir la senda de Lando Calrissian y no plegarse a las exigencias de Trump cuando les pidió que demolieran su libertad académica a cambio de seguir recibiendo fondos federales.
Puerto Rico sufre otro apagón. Desde el 2017, cuando un huracán devastó la isla, la red eléctrica es un desastre constante.
El presupuesto anual de ICE, la policía migratoria, es de 9.000 millones de dólares. Los republicanos quieren multiplicarlo por diez para deportar a gente.
Quizás hemos encontrado vida en otro planeta. Por desgracia, nunca podremos confirmarlo, porque la administración Trump está eliminando el programa científico que ha hecho este descubrimiento.
Roger, que te parece el panorama judicial en estos momentos? Habra alguna manera en que la ley y el orden se termine imponiendo a todo este desastre?
Parece que la administración Trump ha dado un paso mas en su lucha contra la judicatura, llegando a detener a una jueza de un condado en Wisconsin, cuando esta se negó a que se detuviese a una inmigrante ilegal que se encontraba en ese momento en su juzgado por otro caso distinto.