Mañana Donald Trump pronunciará su primer discurso semi oficial sobre el estado de la unión1, donde ofrecerá un repaso de sus logros en este primer mes largo de mandato y sus planes de gobierno.
Dado que tendremos más noticias “de peso” mañana, incluyendo si los aranceles contra Canadá, México y China han entrado en vigor y no hay otro cambio de última hora, como anticipo a lo que veremos en el Capitolio quería apuntar un elemento a menudo ignorado de Trump y sus tunos ketamínicos, y de dónde viene gran parte de su agenda.
Realidades
Durante la última década, lo primero que cualquier consultor político de medio pelo insistía en mencionar a sus candidatos en Estados Unidos (y en casi cualquier democracia) es que Twitter2, como metonimia de todas las redes sociales, foros, y espacios interactivos de internet, no era el mundo real. Un político nunca debía leer los comentarios de una noticia o sus menciones en Twitter, porque la gente que deja comentarios en noticias o contesta iracundo en redes sociales no representaban una porción significativa del electorado. Los usuarios de esas páginas son gente inusualmente politizada y mucho más movilizada que la media, y por lo tanto no reflejaban la opinión pública. Guiar tu mensaje y estrategia política según lo que “funciona” en la red es una receta para producir toda clase de comentarios y discursos incomprensibles para los “normies”, el votante mediano que o pasa de la política o la detesta abiertamente.
Este consejo sigue siendo bastante relevante, aunque el hipotético consultor empezaría hoy por decir que Twitter es un antro de degenerados extremistas regentado por un nazi adicto a substancias estupefacientes y que lo mejor que puede hacer es cerrar su cuenta. Su presencia en redes sociales debe estar en otro sitio, pero siempre con ese principio básico en mente: son un canal importante, pero no son el mundo real.
Fantasías
Para los analistas políticos que están intentando analizar y comprender qué demonios está haciendo la administración Trump, sin embargo, mi consejo ahora mismo iría en dirección contraria. Para Musk, Vance, Stephen Miller y el mismo presidente, Twitter es el mundo real. Para los principales dirigentes en este gobierno, las redes sociales en general, y Twitter y Truth Social en particular, son su principal fuente de información tanto sobre lo que está sucediendo en el mundo como sobre lo que piensa el electorado, y basan sus decisiones y estrategia en lo que leen, ven, y escuchan en ellas.
El principal proponente de esta teoría es Will Stancil, un activista y candidato ocasional de Minnesota. Su argumento es que todos y cada uno de los componentes del ideario y programa político de Musk y Trump siempre pueden trazarse a una ida de la olla, comentario horripilante o teoría medio viral salida de un influencer de medio pelo del cenagal reaccionario de Twitter. En su afán por amplificar voces afines, Musk acabó por construirse una enorme caja de resonancia para sus peores tendencias conspiranoicas, que aparte de hacer que la página sea cada vez más inaguantable, le han radicalizado por completo. El hombre más rico de la tierra es la versión siniestra, bizarra y fascista del Quijote, que, en vez de vivir en un mundo de fantasía caballeresca, se ha licuado el cerebro tras gastarse 42.000 millones en el altavoz más caro de la historia.

Dentro de la administración Trump, Elon Musk es probablemente el individuo que más basura consume en redes, y está completamente convencido que lo que lee en Twitter es el mundo real. Creo que dista de ser el único; Trump siempre tuvo la cabeza llena de chorradas del NY Post, y las redes han empeorado sus peores tendencias. Su cerebro está también completamente frito, al igual que Hegseth, Borgino, RFK Jr.3 y Tulsi Gabbard.
De la persona más poderosa de la administración que no conoce casi nadie, Stephen Miller (que algunos artículos identifican como el “primer ministro” que realmente lleva las riendas de la Casa Blanca, no Musk) estoy menos seguro; el tipo siempre ha sido un fascista convencido.
Pero eso son detalles. Lo que debéis tener en mente, al escuchar a Trump y analizar sus acciones, es que esta administración está compuesta por gente que se cree todas esas teorías de la conspiración que circulan por las redes. La derechona MAGA no anda creando realidades alternativas siguiendo una estrategia racional o un plan a largo plazo. Musk es alguien que lee estas cosas en sus menciones de Twitter y en las historias que el algoritmo pone delante de sus narices y se “informa” con ellas como el cuñado de bar borrachuzo medio. La diferencia es que a Musk un presidente igual de flipado con él le ha dado acceso al gobierno y dado rienda suelta para que vaya a desfacer entuertos y salvar a América de los socialcomunistas transexuales woke racistas anti-blancos.
¿Suena descabellado? Os sugiero que os acerquéis a la cuenta de Musk en Twitter y echéis un vistazo, o a la de Trump en Truth Social. Escuchad a Trump en el discurso de mañana, o mejor aún, cuando responde a preguntas de periodistas. Stancil está exagerando un poco, pero no mucho.
Esta gente está muy chiflada, la verdad.
Al ser el primer discurso de este mandato, técnicamente no es un discurso sobre el estado de la unión, sólo un discurso ante una sesión conjunta del congreso.
No, no llamaré el antro por su estúpido nombre nuevo.
En su defensa, RFK Jr. estaba loco desde hace décadas, y entre tomar cocaína a espuertas y tener un parásito cerebral quizás su chifladura no sea culpa de Twitter.
De MAGA a MAGUFO no hay mucha distancia.