Las primarias demócratas del 2028
Predicciones necesariamente erróneas sobre la oposición en Estados Unidos
Nate Silver es uno de los observadores más astutos de la política americana, alguien que revolucionó en muchos aspectos cómo los medios y expertos de todo tipo analizaban sondeos de opinión y predicciones electorales. Aunque estos días no atrae el fervor unánime de antaño, es alguien que merece ser leído.
Hace tres años el mismo Nate Silver, haciendo de futurólogo, soltó una de las predicciones más hilarantes que se recuerdan:

El peor alcalde de Nueva York
Eric Adams, por si lo habéis olvidado, es el alcalde de Nueva York. Ya desde el momento en que llegó al cargo, tras ganar unas primarias surrealistas, escribí por aquí que me parecía un tipo peculiar que no me generaba demasiada confianza. El buen hombre no tardó en verse envuelto en casi una decena de escándalos de corrupción, con fiscales federales llenando su administración de vacantes según iban encontrando escándalos cada vez más cercanos a su persona. Fue acusado de una pequeña montaña de delitos de corrupción el otoño pasado. Si hacemos cargo de los cargos contra él, no es que fuera corrupto, es que era excepcionalmente torpe incluso cometiendo delitos. En abril, cuando estaba previsto que iría a juicio, todo el mundo esperaba que fuera condenado.
Al bueno de Eric Adams, sin embargo, no le basta con ser corrupto, sino también es un oportunista lamebotas sin escrúpulos. Desde el momento en que la fiscalía anunció la investigación, el hombre empezó a hacerse la víctima diciendo que todo era una conspiración de la administración Biden por haberle criticado. El hombre, además, empezó a cortejar descaradamente a Donald Trump, haciendo todo lo posible por no criticarle, primero, y diciendo que estaría dispuesto a trabajar con él para “hacer cumplir la ley” en Nueva York, incluso ofreciendo colaborar en política migratoria. Tras la victoria de Trump en noviembre, Adams se plantó en Mar-A-Lago para lamerle las botas y contarle en detalle lo muy inocente que era, y a ver si podía hacer algo sobre lo suyo a cambio de su apoyo explícito para deportar indocumentados.
Una de las cosas más previsibles de Trump es que el buen hombre adora que le hagan la pelota, y siente una empatía infinita hacia políticos acusados de corrupción. Así que ayer, para sorpresa de nadie, el Departamento de Justicia daba la orden a la fiscalía del distrito sur de Nueva York que retiraran los cargos contra el alcalde. La carta con la petición es increíble (la podéis leer aquí). El motivo, dicen, es que llevar al alcalde a juicio tan cerca de las elecciones (las primarias demócratas son en verano) “interfieren con la campaña a la alcaldía” y "ponen en peligro la capacidad del alcalde de dedicar toda su atención y recursos a los problemas de crimen e inmigración que asolan la ciudad”.
Vamos, que no dicen “le estamos haciendo un favor porque es un pelota” por ser demasiado obvio, pero eso es lo que están diciendo.
Predecir el futuro es difícil
Todo este largo prólogo viene a decir, por supuesto, que predecir unas primarias presidenciales a tres años vista es básicamente imposible, porque nadie sabe qué demonios sucederá de aquí a entonces. Un político que parece prometedor ahora puede meterse en un berenjenal ridículo, ser corrupto hasta la médula o perder la cabeza por completo. Podemos tener crisis económicas, volcanes, inundaciones y pandemías1. Estados Unidos, siendo como es el centro del universo 2, puede meterse en toda clase de jaleos históricos. Hay unas elecciones legislativas a medio camino el 2026, una administración Trump que va a romper montones de cosas de aquí a entonces, y un partido republicano cada vez más enloquecido que (en teoría3) también estará buscando candidato presidencial el 2028.

Nadie tiene la más remota idea sobre lo que va a pasar, así que es muy, muy probable que todo lo que voy a escribir a continuación sea completamente erróneo. Y con el ritmillo autoritario que desprende el presidente Musk (porque es quien parece llevar la voz cantante), quizás sea incluso irrelevante.
Caos y partidos políticos en Estados Unidos
Para empezar, vale la pena señalar qué está sucediendo ahora mismo en el partido demócrata, porque para alguien acostumbrado a partidos “a la europea” la total falta de rumbo, coherencia, o cohesión debe ser bastante confuso. Como contaba en cierto libro que animo a todo el mundo a comprar, los partidos americanos son organizaciones increíblemente descentralizadas, algo más parecido a una franquicia con operadores independientes sin apenas coordinación interna. Demócratas y republicanos carecen de un líder formal; los directores de los comités nacionales recaudan dinero y mantienen el software para llevar campañas y cuatro bases de datos, pero no “dirigen” el destino del partido. Esto significa que no hay un comité de expertos o jefe de campaña que diseña una estrategia nacional; lo que tienes son literalmente cientos de cargos electos y candidatos haciendo la guerra más o menos a su bola, en un proceso a medio camino entre la selección natural y una cantidad infinita de monos con máquinas de escribir intentando dar con el mensaje perfecto para ganar elecciones4.
Así que, cuando veáis a los demócratas “faltos de liderazgo”, esto no es un accidente. Los partidos políticos americanos funcionan de este modo. Lo que vemos ahora es el caldo primordial de ideas lanzadas al azar por todo el país, en una especie de campeonato nacional de postureo para descubrir qué funciona mejor. Por descontado, hay legisladores y políticos con mayor visibilidad nacional (léase senadores, gobernadores de estados grandes, favoritos de la prensa), así que no es necesariamente una competición “justa”. Tampoco hay baremo alguno para saber quién está ganando, más allá de salir en los medios, decir que has ganado elecciones y montones de think tanks, activistas y organizaciones políticas publicando sondeos diciendo que su mensaje es lo que vale.
El proceso tendrá un primer contacto con la realidad este noviembre, cuando el país entero le dé una importancia complemente excesiva a las elecciones a gobernador en Virginia y Nueva Jersey (que se celebran, así a lo loco, el año después de las presidenciales), y uno más concluyente en las legislativas del 2026. Incluso entonces, el “mensaje” de los votantes será recibido por medios y políticos un poco al azar, interpretado de mala manera, y Dios sabe qué conclusiones tendremos de cara a las primarias presidenciales.
Las primarias del 2028
¿Quiero decir, entonces, que no voy a dar nombres de cara al 2028? Por supuesto que no. Tras dejar claro que todo lo que voy a decir ahora está mal y no sabemos nada, no voy a dejar pasar la oportunidad de meter la pata espectacularmente. Así que aquí tenemos, de la forma más imprecisa posible, los posibles futuros candidatos a la presidencia de Estados Unidos, distribuidos en cuatro grupos para mejor análisis. Empecemos.
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