Las (múltiples) naciones de Estados Unidos
La complicada geografía cultural y política de un continente
Estados Unidos es un país excepcionalmente diverso. Lo es en la composición racial y los orígenes nacionales de sus habitantes, una combinación de idiomas, tradiciones y culturas provenientes de medio mundo resultado de más de dos siglos de inmigración, adaptación y asimilación. También lo es desde un punto de vista puramente político y cultural, con estados y regiones con enormes diferencias políticas.
He dicho alguna vez (de acuerdo, múltiples veces) que es muy probable que a pesar de tener un idioma común, Estados Unidos sea casi tan política y culturalmente diverso como la Unión Europea. Un andaluz y un prusiano hablan idiomas distintos y tienen tradiciones radicalmente diferentes, pero sus actitudes hacia el papel del gobierno en la sociedad o derechos individuales probablemente estén menos alejadas que las de un señor de Boston y uno de Alabama.
Para los que habéis leído “Por Qué Se Rompió Estados Unidos” (ya disponible en librerías1), la división que os vendrá a la cabeza de inmediato es entre la vieja confederación (Carolina del Norte, Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Tennessee) y los estados leales a la unión. También recordaréis la dicotomía entre las dos costas y el resto, y entre zonas urbanas y rurales. Todas estas son ciertas y reales, y tienen un papel considerable en la política americana actual. También requieren ciertos matices (Florida no es “sureño” en el sentido estricto, y Virginia no vota como el resto de la región desde hace más de una década), ya que nunca podemos hablar de regiones homogéneas por completo.
Así que en el artículo de hoy, si me permitís, haré un pequeño y muy imperfecto ejercicio de geografía de Estados Unidos, centrada en la cultura política de cada región, sus valores, y sus patrones de voto. Será, inevitablemente, una descripción subjetiva y hasta cierto punto arbitraria; es más un modelo o mapa mental que una descripción estrictamente empírica o coherente. Todos sabemos que todos los modelos son erróneos e incompletos, pero los buenos modelos nos ayudan a entender la realidad.
Antes de empezar, creo que vale la pena mencionar que esta clase de ejercicios son casi una tradición de todología americana. Cada cierto tiempo un grupo de politólogos / sociólogos / economistas / filósofos publica un libro o un artículo largo con largas descripciones de su modelo, sus raíces culturales, y sus bonitos mapas culturales. El más debatido tras la victoria de Trump fue uno de Colin Woodward que personalmente me pareció insufrible. Hay otros mejores2, pero Woodward ha conseguido dar la turra sin cesar sobre su mapa mejor que nadie.
Mi mapa no será mejor que ninguno de estos, porque es esencialmente vibraciones y cómo miro el país medio desde fuera. Pero como mapa mental, espero que al menos sirva para aclarar las cosas.
Las regiones de Estados Unidos
1. Nueva Inglaterra
Empezaré “en casa”, en los seis estados del noreste del país que componen Nueva Inglaterra: Connecticut, Rhode Island, Massachusetts, Vermont, New Hampshire y Maine. Esta es una de las regiones tradicionales del país geográficamente, y probablemente la única que tiene las mismas fronteras que sus estados miembros.
Nueva Inglaterra es muy peculiar. La región había sido durante más de un siglo un feudo republicano, pasando a ser férreamente demócrata a partir de los 1990s. Sus votantes suelen ser bastante moderados en materia económica y mucho más liberales en temas sociales. La cultura política es increíblemente localista, con municipios y ciudades pequeñas (de hecho, sólo hay una ciudad grande, Boston) y férreo control municipal de la educación y uso del suelo, provocando a veces una fuerte segregación racial.
La región es escandalosamente rica (sólo Maine está por debajo de la media nacional), con niveles educativos e indicadores sociales que suelen estar muy por encima del resto del país. Es también relativamente diversa; los tres estados del sur (Connecticut, Massachusetts y Rhode Island) son mucho menos “blancos” que los tres del norte. New Hampshire es un poco especialito en sí mismo y económicamente más libertario (no tiene impuesto estatal sobre la renta), Maine es muy rural y más conservador, y Vermont es muy rural y mucho más de izquierdas que el resto.
Boston es un planeta en si mismo, con un acento muy peculiar3 y una política más de área metropolitana tradicional que el localismo aldeano del resto de la región. Se lleva regular con el resto de su estado, y no digamos con los municipios de estados vecinos dentro de su área de influencia. El complejo de inferioridad de Providence, Rhode Island, da para varios libros.
2. El corredor Acela
El Acela es ese tren de “alta velocidad” de Amtrak que conecta las ciudades del llamado Northeast Corridor; Boston, Nueva York, Filadelfia, Baltimore y Washington.
Esta región comprende los estados y áreas metropolitanas de este corredor, desde Stamford, Connecticut hasta Washington D.C. y los suburbios de Virginia. Es decir, el suroeste de Connecticut, que forma parte del área metropolitana de Nueva York, la ciudad de Nueva York y sus enormes suburbios, Nueva Jersey, Pensilvania al este de los Apalaches (Filadelfia y su área metropolitana), Maryland, Delaware, la capital, y la zona noreste de Virginia.
El corredor Acela representa la mayor concentración urbana del país con diferencia y una de las regiones más económicamente innovadoras y ricas del planeta. Combina también un puñado de ciudades espantosamente mal gobernadas y a menudo extraordinariamente pobres y suburbios opulentos. Esta es la zona del país que más familiar resultará a un europeo, porque es la que más sale en series y películas.
Políticamente, la región combina una tradición demócrata populista más redistributiva (herencia tanto de una fuerte presencia sindical como de viejas estructuras de patronazgo) con una tradición social un poco tribal pero no reaccionaria. Acelalandia vota demócrata de forma abrumadora desde siempre, pero es más voto de clase que una reacción al conservadurismo cultural del GOP.
3. El Sur Atlántico
Los cuatro estados costeros de la vieja confederación (las Carolinas, Georgia y Florida) son conservadores, pero son distintos al resto del sur. Carolina del Norte y Georgia tienen varias zonas urbanas que están creciendo con fuerza, y políticamente se están moviendo a la izquierda (Georgia, de hecho, votó demócrata en el 2020). Florida, mientras tanto, aunque es cada vez más republicano (gracias a la colosal torpeza demócrata con el voto latino), es mucho menos conservador socialmente que el resto, especialmente en las ciudades. Carolina del Sur sigue siendo tan alegremente reaccionario como siempre, eso sí.
Esta es una región que está cambiando muy deprisa demográficamente, así que su identidad política es mucho más fluida que otras regiones. Tanto Georgia como Carolina del Norte pueden acabar siguiendo el camino de Virginia, que pasó de ser “viejo sur” a sólidamente demócrata durante la presidencia de Obama. Florida se ha convertido en el lugar favorito de jubilación para los reaccionarios del norte del país, pero tiene muchas ciudades grandes y un voto latino que quizás no sea irrecuperable del todo.
4. El viejo sur
Los estados realmente reaccionarios del país; Alabama, Mississippi, Tennessee, Arkansas y Luisiana, confederados de toda la vida, junto con los artistas invitados de Oklahoma, Kentucky y West Virginia. Las zonas rurales de Georgia, Virginia y Carolina del Sur también están aquí.
Esta región es lo que coloquialmente llamaríamos Mordor; increíblemente reaccionaria, antisindicatos, antiinmigración, antitrabajadores, anti-lo-que-digas y mucho más religiosa que el resto del país. También muchísimo más pobre, a veces hasta extremos cómicos; la esperanza de vida en estos estados es once años menor que la de Nueva Inglaterra. Todos los indicadores sociales que uno pueda imaginarse, desde tasa de homicidios hasta contaminación del agua, son mucho peores. Son, por supuesto, abrumadoramente republicanos desde hace décadas, y a pesar de que han dejado la región como un erial, insisten que la culpa de Washington y los demócratas4.
Incluso dentro de esta región, sin embargo, hay algunas diferencias y peculiaridades. Nueva Orleans es mucho menos reaccionaria que el resto de Louisiana; Nashville es mucho más “normal” que el resto de Tennessee. Aún así, la región está a años luz de los demócratas; una vez el GOP les arrebató la hegemonía, post-derechos civiles, dudo que vuelvan a recuperarla.
5. El sureste
Aquí meteríamos a Nuevo México, Nevada, Arizona, Colorado y Utah. Esta región es un poco un cajón de sastre; Colorado es sólidamente demócrata, Arizona y Nevada son swing states, y Utah es un feudo del GOP. Los pongo juntos, sin embargo, porque estos estados son políticamente mucho más moderados que el sur o el noreste, y suelen escoger legisladores notoriamente más indisciplinados que el resto del país. Son también muy diversos racialmente, tanto por su enorme población latina como por una considerable presencia de nativos americanos.
El más extraño de los cinco es, por supuesto, Utah. De mayoría mormona y mucho más religioso que cualquier estado del oeste, es menos reaccionario que el sur en lo social (fácil) y más incluyente en lo económico. No que los demócratas vayan a ganar un escaño ahí en un futuro cercano, pero el estado suele escoger a gente como Romney al congreso.
6. Texas
Es, esencialmente, un país entero en sí mismo. Amplias zonas de Texas son tan reaccionarias como el sur más mordoriano; otras zonas son más similares a este centrismo un poco de a la izquierda de Arizona o Nevada. Las grandes ciudades (que están creciendo a un ritmo demencial) recuerdan mucho a Atlanta, en Georgia.
Texas sigue siendo republicana, y dado los crecientes problemas de los demócratas con el voto latino, seguirá siéndolo durante la próxima década. Aún así, es un estado que dista mucho de ser parte del sur inamovible; veremos dónde acaba.
7. California y la costa oeste
Siempre tengo la duda de si quiero agrupar a los tres estados de la costa oeste (California, Oregón y Washington) como un sólo bloque o colocar a California por separado.
El Golden State es casi tan grande como España, y contiene multitudes; las zonas interiores se parecen más a las zonas más reaccionarias de Oklahoma o Texas que a un país civilizado. Pero las ciudades de la costa dominan la política estatal por completo, así que tenemos un estado muy demócrata, progresistas tanto en lo social como en lo económico. Oregón y Washington tienen una dicotomía parecida (el interior es esencialmente Idaho), pero sus ciudades no son tan abrumadoras, así que políticamente son algo más moderados. En lo económico, Washington es de hecho bastante conservador, hasta el punto de no tener impuesto estatal sobre la renta.
Los tres estados votan demócrata estos días; lejos quedan los tiempos en que California dio políticos como Ronald Reagan o Richard Nixon al GOP. No hace falta que penséis demasiado en ellos.
8. Ninguna parte
Lo siento mucho pero Montana, Idaho, Wyoming y las dos Dakotas no existen, Nebraska es sólo un album de Springsteen y Kansas es un sitio inventando donde se la pega Supermán de crio.
Vale, quizás realmente existen, y son bonitos, pero políticamente son un muermo; votan al GOP. Hay una larga tradición populista en esta región, no obstante, y son estados que a veces sorprenden con legislación ingeniosa y no del todo conservadora (Nebraska tiene, inexplicablemente, uno de los mejores sistemas de guarderías públicas del país). Culturalmente son bastante libertarios (nada que ver con el sur), aunque fiscalmente sean unos tacaños tremendos.
9. El Midwest
Esta es la región más compleja de todas. Para empezar, no hay un consenso claro sobre qué es el Midwest; la definición oficial del censo excluye zonas que todo el mundo considera como Midwest e incluye otras que son dudosillas.
Básicamente, hay dos Midwest:
El Rust Belt5, el viejo corazón industrial del país, Illinois, Indiana, Ohio, Michigan, el oeste de Pensilvania y el noreste del estado de Nueva York. Esta región tiene una tradición sindical y obrera mucho más intensa que el resto, y es económicamente más populista. Dentro de esta región, sin embargo, hay una diferencia clara entre los dos estados con mayorías de ascendencia escocesa y alemana (Ohio e Indiana), mucho más conservadores socialmente, y el resto, más demócratas. Tanto Ohio como Indiana han dejado de ser competitivos y votan al GOP casi siempre.
El Rural Midwest, Minnesota, Wisconsin, Iowa y Missouri, tiene una tradición populista más agrícola, especialmente en los dos primeros. Wisconsin, de hecho, fue el centro del movimientos socialista americano durante décadas, escogiendo un puñado de alcaldes a principios del siglo XX. Iowa y Missouri son más religiosos y tienen muchos evangélicos, y se han movido a la derecha con ganas. Wisconsin es un swing state con todas las letras; Minnesota debería serlo, pero los demócratas llevan año gobernando allí con un nivel de competencia sorprendente (e inesperado) y ganan de forma consistente.
Técnicamente las Dakotas, Nebraska y Kansas son también Midwest, pero políticamente tienen más en común con los estados del oeste y el sur que con los de los grandes lagos.
Resumiendo
¿Complicado? Lo es bastante, y lo sería aún más si simplificara menos. Utah está metido en los estados del sureste con calzador, pero es demasiado extraño para estar en otro sitio. El Midwest da para varios libros. Texas puede estar en varios sitios a la vez. Florida es tan extraña que casi debería separada. Carolina del Sur probablemente podría ser sureño puro, pero las zonas urbanas (Charlotte, especialmente) están tirando el estado hacia el centro.
Lo importante, en todo caso, es tener en mente que de estas nueve regiones, sólo tres son políticamente competitivas (Sur Atlántico, Suroeste, zonas del Midwest). De estas tres, todo parece indicar que sólo una de ellas (Rust Belt, dentro del Midwest) será decisiva en las presidenciales.
Tanto país y al final el futuro de la humanidad lo escogerá un señor enfurecido en un suburbio de Detroit.
Bolas extras:
¿Os acordáis de la historia de Joe Ganim y las múltiples y muy cuestionables elecciones municipales en Bridgeport, Connecticut? La emisora de NPR del estado han hecho un podcast estupendo explicando la saga.
Biden y Trump han acordado dos debates durante el verano, mucho antes de lo habitual en las presidenciales. Tienen sus motivos; la verdad, creo que es una buena estrategia de Biden, que sigue por detrás de Trump en estados clave.
Samuel Alito, juez del Supremo, tenía la bandera delante de su casa ondeando invertida tras las elecciones del 2020, el símbolo entre los votantes trumpistas para protestar que los demócratas “robaran” las elecciones. Este señor tan imparcial es de los que decidirán si Trump goza de inmunidad presidencial completa ante las acusaciones de haber dado un golpe de estado.
Daniel S. Perry era un señor de Texas que se acercó a una protesta de Black Lives Matter armado con un fusil de asalto y acabó matando a un manifestante. El gobernador del estado le ha indultado.
El libro es el 2º “más obsequiado” en la categoría de ideologías políticas en Amazon. No sólo es entretenido, sino que puede ser utilizado como arma de venganza contra gente que os irrita profundamente.
De hecho, con varios acentos; Boston es una de esas ciudades que tiene acentos por barrios.
A pesar de que la conversión de estos estados en un horror postapocalíptico es reciente, y hasta los 1980 estaban convergiendo con el resto del país en renta.
Cinturón del óxido; como metáfora post-industrial es preciosa.
Lo del señor cabreado de Detroit es desternillante a la vez que escalofriante.
Muchas gracias. Exposición muy esclarecedora para tener una impresión de EEUU en su conjunto