El último fin de semana antes del día de las elecciones ha venido acompañado de la inevitable oleada de sondeos en todos los estados. Como lleva sucediendo toda la maldita campaña, todos los resultados están esencialmente empatados, hasta un punto que parece que los encuestadores están intentando esconderse detrás de esa indefinición y evitando activamente dar respuestas coherentes; Nate Silver tenía un artículo excelente sobre ello hace un par de días.
Lo más irritante de las encuestas del fin de semana, sin embargo, es que hay algunos sondeos que sugieren que quizás hay algo más allá del empate, pero al estar aislados, es imposible decir con claridad si son ruido o señal.
El escenario norte
Hasta ahora, el “consenso” de los sondeos es que Harris estaba sacando mejores resultados en los estados del Rust Belt, es decir, Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Su mejor opción para ganar las elecciones era imponerse en estos tres lugares y listos, perdiendo en el resto:
En este escenario Georgia y Carolina del Norte eran la “red de seguridad”, pero no los estados prioritarios. Las encuestas del último mes estaban dando a Pensilvania, así que Harris necesitaba tener suerte en al menos uno de estos tres para ganar, y no perder Michigan.
El escenario sur
Ahora toca hablar de variaciones. Empezaremos por el NYT, porque sirve para explicar con algo de detalle el galimatías que es el colegio electoral este año:
Tenemos a Harris con +2 En Carolina del Norte, +3 en Wisconsin y Nevada, +1 en Georgia, empate en Pensilvania y Michigan, y Trump +4 en Arizona. Supongamos que estos resultados son casi correctos, y Trump acaba ganando Pensilvania y Michigan.
El resultado final sería este:
Esto es: Harris ganaría las presidenciales incluso perdiendo Pensilvania y Michigan, porque Carolina del Norte y Georgia compensarían su pérdida. El sondeo del NYT invierte el escenario norte o, haciendo que el rust belt sea el “seguro” de Harris.
Pero claro, hablamos de un sondeo, etcétera, etcétera. Lo interesante, en este caso, es que el NYT es de las pocas casas de encuestas este año que parece ir genuinamente a su bola, sin compartir la tendencia del resto de casas a tener 48-49 ó 49-48 en todas partes. Utilizan una metodología distinta (y posiblemente mejor) en la que no ponderan su estimación siguiendo el recuerdo de voto del 2020 (explican el motivo aquí) y eso hace que sus resultados oscilen más que el resto.
El voto latino
El motivo del cambio sería el voto latino. Recordaréis la torpe, estúpida broma racista de un comediante en el mitin de Trump en el Madison Square Garden. Todo parece apuntar que ese hecho aislado acabó haciéndose viral de veras, y la campaña republicana ha empeorado la reacción. El video de Trump paseándose en un camión de la basura ha acabado siendo percibido por no pocos votantes como que el tipo estaba insistiendo en el insulto, porque todo aquel que estuviera colgado de Fox News se perdió por completo la falsa polémica sobre Biden y apostrophegate (sí, es tan estúpido como suena).
El sondeo del NYT sugiere que estas declaraciones han movido el voto latino y afroamericano hacía Harris, siempre y cuando el encuestador decida no atizar a su muestra hasta que dé un resultado anodino. También parece indicar que los votantes que están decidiendo su voto ahora (no preguntéis como narices alguien puede estar indeciso a estas alturas) se están inclinando mayoritariamente hacia Harris. La duda, en todo caso, es por qué no estamos viendo el mismo movimiento en Pensilvania (con una enorme colonia puertorriqueña) y Michigan. No lo sabemos.
El escenario femenino
El otro sondeo que realmente ha dejado a todo el mundo patidifuso es este:
Os preguntaréis por qué demonios un sondeo de un periódico en un estado que no ha salido en ninguna quiniela con seis misérrimos delegados en el colegio electoral ha armado tanto ruido. El motivo es esta señora:
Ann Selzer es una mujer de 68 años que tiene una casa de encuestas en Des Moines, Iowa, desde 1996. La señora se ha especializado en hacer sondeos en un estado, Iowa, y las publica siempre en el Des Moines Register. Conoce muy bien a su estado, es increíblemente cuidadosa en su metodología, y entiende como nadie el endemoniado sistema de primarias, los caucus. Sus encuestas tienen una larga tradición de dar resultados rarísimos que se apartan del consenso, y la muy buena costumbre de acertar (casi) siempre1.
Si Ann Selzer dice que Iowa está Harris 47 - Trump 44, este es un resultado que te tomas en serio.
Siguiendo el patrón que hemos visto en otros sondeos, Selzer es alguien que no pondera sus muestras siguiendo un modelo predeterminado, más allá de criterios demográficos. No pondera por recuerdo de voto, nivel educativoeducativos2, ni nada semejante; hace un buen muestreo, y deja que los datos “hablen”. En muchos sentidos, Selzer es un dinosaurio estadístico en estos tiempos de tasas de respuesta ínfimas y modelos sobre participación y respuesta recontraeleborados. Lo que sale, sale, y suele salir bien.
En este caso, Selzer dice que se ha encontrado con una movilización enorme del voto femenino hacia Harris, especialmente mujeres mayores de 65 años, y entre votantes independientes (no registrados en ningún partido). Este cambio hacia Harris no es nuevo (hace un par de meses Selzer publicó un sondeo donde Trump sólo le sacaba cuatro puntos), pero sólo “aparece” si el encuestador decide creerse la muestra, en vez de hacer demasiadas piruetas estadísticas estimando quién no te está cogiendo el teléfono.
Juguetes rotos
Lo interesante en este sondeo, entonces, no es tanto el efecto de Iowa sobre el colegio electoral (muy reducido) sino lo que dice sobre otras encuestas. La “hipótesis” de Selzer es que el resto de los sondeos están subestimando a Harris considerablemente porque están asumiendo que el voto femenino o no será demasiado distinto al 2020, o que las mujeres responden más a menudo, o alguna combinación de ambos. Es posible, sin embargo, que la derogación de Roe contra Wade e ilegalización del aborto en muchos estados (Iowa ha prohibido el aborto más allá de seis semanas, una prohibición de facto) haya enfurecido a estas votantes, y que haya una montaña de voto oculto (en Iowa sería un cambio de diez puntos respecto el 2020) ahí fuera. Incluso si Selzer estuviera errada, y el margen de Trump fuera este año +3 en Iowa (todo el margen de error del sondeo), eso por sí sólo representaría un cambio de cuatro puntos hacia los demócratas en un estado muy blanco del Midwest respecto al 2020; de ser cierto, Harris ganaría de calle.
Pero claro, es un sondeo. Los márgenes de error en una encuesta son tu intervalo de confianza; estás el 95,5% seguro que el resultado real está dentro de esa banda de resultado (de Trump +3.4 a Harris +9.6, para ser preciso). Pero sigues teniendo un 4,5% de probabilidad que tu muestra sea totalmente loca y en realidad estés fuera, y por supuesto, sigue siendo muy posible que en Iowa las mujeres estén cogiendo el teléfono mucho más a menudo en proporción a sus maridos, pero que no voten más de la cuenta. Ser la mejor encuestadora del país te hace menos inmune a los patinazos, pero nadie es infalible o inmune a la mala suerte3.
Escenarios infinitos
Así que, de cara a mañana, creo que podemos hablar de varios escenarios, o más probablemente, una combinación de varios de ellos.
Es posible, para empezar, que el voto latino se haya movido contra Trump, haciendo a Harris algo más competitiva en Arizona y sobre todo en Nevada, y quizás en Pensilvania.
Es posible que el voto afroamericano se ha movido hacia Harris, favoreciéndola en Georgia y Carolina del Sur.
Es posible que las acusaciones de racismo hayan hastiado a algunos votantes blancos en el Midwest, alejándoles de Harris.
Es más, es posible que los sondeos estén subestimando el profundo cabreo que tienen los votantes con la inmigración, y muchos de ellos no entienden que los puertorriqueños son ciudadanos americanos.
Es posible que haya un voto femenino oculto a favor de Harris, o que los encuestadores estén subestimando el voto de universitarias hacia los demócratas.
Es posible que los sondeos sigan sin ser capaces de encontrar a hombres sin educación universitaria que quieran ponerse al teléfono.
Es posible que los sondeos estén subestimando el movimiento de hombres latinos y negros (especialmente sin estudios superiores) hacia Trump, porque son un horror para entrevistar.
Es posible que los sondeos no estén detectando a republicanos moderados pasándose a Harris, y que el recuerdo del seis de enero sea más importante de lo que parece.
Es posible que nadie tenga ni la más remota idea sobre quién irá a votar realmente.
Es posible que los sondeos estén realmente acertando y tenemos de verdad un empate.
Cada una de estas “sorpresas” abren un escenario diferente.
Los dos primeros puntos hacen que Harris pueda ganar sin el Midwest, la hipótesis del NYT de arriba.
El tercero hace que Harris pueda perder el Midwest y las elecciones, si el movimiento de latinos y negros no es real.
El cuarto hace que Harris pueda arrasar el martes.
El quinto y el sexto hace que Trump pueda arrasar el martes.
El séptimo hace que Harris pueda ganar justito, pero bien.
Los dos últimos son, por supuesto, los más frustrantes, ya que nos dejarían con esencialmente siete monedas a cara o cruz, con el ganador final esencialmente dependiendo de quién gana Pensilvania (o Carolina del Norte, o Georgia, o Michigan…). En ese escenario, el estado decisivo más probable (pero por muy poco) es Pensilvania, y resulta ser el único sitio donde todo dios tiene un empate.
La tentación ahora mismo es que tenemos dos posibles señales que indican que quizás Harris tiene voto oculto favorable (mujeres y latinos), las dos medio decentes, las dos plausibles. Pero estas dos señales son, literalmente, una ida de la olla de una señora de Des Moines4 y una encuesta un poco excéntrica del NYT, y creérnoslas significa asumir que el resto de sondeos están equivocados. Incluso si realmente existieran, no es descabellado pensar que quizás podemos esperar 1-2 puntos de ventaja en una dirección, y hay un montón de potenciales errores que no son descartables y van en dirección contraria. Estas elecciones son un suplicio.
Sensaciones
Mi opinión no ha cambiado: los datos dicen empate, mi sensación subjetiva y selección nada científica de qué fuentes de error en los sondeos son más probables me llevan a decir que Harris tiene algo de ventaja. Gente muy, muy bien informada que ha hablado con cientos de votantes, sin embargo, insisten que la inmigración es el tema tabú que los encuestadores no quieren discutir demasiado, más que nada porque un número aterrador de gente está a favor de los campos de concentración cuando les preguntas sobre ello. Y parece que en todo el mundo5 los partidos en el poder que han ido a las urnas post-COVID han perdido, estuvieran en el poder durante la pandemia o no; quizás los demócratas están condenados.
Lo sabremos, quizás, el martes, y con certeza, posiblemente el miércoles por la mañana. Dependerá de los estados que sean decisivos y su velocidad de recuento. Podéis ver un buen resumen aquí; en general, si los estados bisagra son Pensilvania y Georgia, que cuentan bastante rápido, y los márgenes medio razonables a las nueve de la mañana, hora española, sabremos los resultados casi con seguridad. Si depende de sitios donde hay mucho voto por correo, como Arizona, Nevada o en menor medida Michigan, esto será muy, muy largo.
Un último factor: GOTV
Hay un último factor, por cierto, al que algunos observadores avispados están prestando atención y merece comentario: el Get Out the Vote (GOTV), la enorme movida de movilización electoral que lanzan las campañas para llevar a sus votantes a las urnas.
La historia que se cuenta estos días es que Harris tienen una bestialidad de voluntarios haciendo puerta a puerta y llamadas por todo el país6. En Pensilvania, sólo sábado, la campaña tuvo a voluntarios visitando 805.000 domicilios en el estado, y probablemente pasen de los dos millones antes del martes. En un estado donde votaron siete millones de personas, este volumen de contacto puede movilizar un número pequeño pero importante de votantes.
Los republicanos, mientras tanto, han “externalizado” el GOTV a un grupo externo, un comité de acción política llamado América PAC. Elon Musk está financiando el proyecto con $150 millones de su bolsillo, y el hombre ha contratado a un puñado de consultores de élite responsables de la gloriosa campaña presidencial de Ron DeSantis. Nadie parece haber visto a voluntarios de este grupo en ningún sitio y los que hay no parecen estar trabajando demasiado; hace poco alardeaban de que estaban hablando con 100.000 votos por semana en los siete estados en liza.
El consenso informal dentro del mundillo es que un buen trabajo de campo (“ground operation”) y GOTV te pueden dar de uno a dos puntitos extra en las urnas más allá de los sondeos. Dado que ambos partidos lo hacen, no obstante, los efectos suelen cancelarse mutuamente. Este año parece que hay una campaña presidencial que está en ello y otra tiene a un multimillonario egomaniaco pegándole fuego a decenas de millones de dólares de la forma más torpe posible. Quizás este año sirve de experimento natural para comprobar a gran escala si lo del GOTV sirve de veras.
El gran ausente
El voto popular a nivel nacional. Aunque (casi) todo el mundo (salvo el NYT) da por hecho que lo ganará Harris, no tiene puñetera importancia electoralmente. Estados Unidos puede nombrar a un golpista autoritario degenerado presidente a pesar de haber sacado millones de votos menos, e inexplicablemente la gente no está aullando por los rincones sin cesar.
Por cierto, no sé cuándo tendremos artículo post- elecciones. Dependerá del trabajo.
Su único fallo reciente fueron unas elecciones a gobernador el 2018. Fue la única encuestadora en acertar que Obama ganaría el caucus el 2008.
Y clavó las elecciones del 2016 y 2020.
Cabe también la posibilidad de que Iowa, que tiene más votantes con educación superior de la media, sea un estado raro en sí, y que la encuesta esté bien, pero que sólo sirva para Iowa.
Hay otra encuesta igual de rara en Kansas, que daba a Trump +5 en un estado donde ganó por 15 el 2020. El cambio es idéntico al que da Selzer (10 puntos respecto al 2020), pero… en fin. No sé.
Excepto… España.
Yo no; estuve en Pensilvania haciéndolo hace semanas, pero esteremos con campañas estatales estos días.
Dearborn, Michigan, 90% de musulmanes, Biden había ganado con el 88% en 2020. A alguien se le ocurre mandar a Bill Clinton a defender lo indefendible a Michigan y rebuznar a gusto, resultado actual de Dearborn: el payaso 47%, Harris 28% y Stein 22%. Trump insulta a los que no le votan. Parece que esto es complicado de entender. Aparte que empieza a oler que les han hecho la cama pero bien.
Estoy seguro que este tío no termina el mandato, y eso que va a ir con los pantalones bajados desde el día cero. Y por decir algo más, más le vale a Irán dejar de hacer el gilipollas, meterse la fatwa antinuclear por el recto y seguir los pasos del tito Kim, porque va a ser la única forma de evitar que Oriente Próximo salte por los aires. Y esto va a ser la tónica general.
Menudo repaso...