Estados Unidos, para ser un país donde todo el mundo va en coche a todos lados, tiene un diseño de calles y carreteras desesperantes. Tenemos, por un lado, vías urbanas diseñadas para que los coches circulen lo más rápido posible, con resultados previsiblemente atroces de seguridad viaria. Ser peatón en casi todo el país es como poco desagradable, cuando no peligroso, y no hablemos ya si eres usuario de transporte público. A su vez, los ingenieros de tráfico del país son animales de costumbres obsesionados con utilizar diseños viales increíblemente ineficientes, y cuando no están reutilizando patrones anticuados, les encanta reinventar la rueda con las ideas más rebuscadas posibles.
Cruces y semáforos
Una de las cosas que siempre me dejan alelado, por ejemplo, es la increíble obsesión con las calles de doble sentido. Sea ancha o estrecha, tenga mucho o poco tráfico, los americanos detestan los viales de dirección única, a pesar de que son más seguros, pueden mover más tráfico (dado que hay menos potenciales conflictos1) y si conoces la ciudad, son más rápidos. Incluso en ciudades con cuadriculas urbanas, la configuración por defecto son calles con doble sentido, haciendo imposible sincronizar semáforos. Los suburbios de nueva construcción son abiertamente hostiles a ello, sin calles paralelas ni mallado que valga; el principio rector más habitual son arterias de gran capacidad (cuatro o seis carriles) y calles locales.
A la obsesión de los viales bidireccionales se les suma un abuso completo e irracional de los semáforos. En los cruces con tráfico, lo más habitual son las llamadas señales de cuatro fases: tráfico directo en un sentido, tráfico directo perpendicular, giros a la izquierda para un sentido, giros a la izquierda para el tráfico perpendicular.
Si se sienten generosos con los pobres sacos de vísceras que tienen la mala costumbre de andar en sus preciosas superficies asfaltadas, hay una quinta fase, en que todos los semáforos para coches están en rojo y los aguerridos peatones tienen que cruzar a toda prisa ante la mirada atenta de los conductores.
No hace falta decir, por supuesto, que esta clase de cruces es increíblemente ineficiente. Lo es, primero, en tiempo, ya que tu sentido de marcha está parada en tres (o cuatro) de las cinco fases. Lo es en espacio, porque las cuatro calles que llegan a la intersección necesitan tener al menos dos carriles cada una para que los conductores que giran no bloqueen el tráfico. Y son, por supuesto, increíblemente desagradables de cruzar a pie.
En un ejemplo de sadismo adicional por parte de todos los implicados, las calles sin tráfico suficiente para justificar un semáforo suelen recurrir a las llamadas 4-way stop, es decir, una intersección con señales de stop distribuidas de esta manera:
Sí, es un cruce donde todo el mundo tiene un stop. La teoría es que cuando te encuentras esto siempre tienes que parar, y el coche que ha llegado primero al cruce tiene preferencia. Si hay “empate”, cederás el paso a la derecha. Si sigues recto, tienes prioridad, y los giros a la derecha tienen prioridad sobre giros a la izquierda. A la práctica, más o menos improvisas, el conductor en un BMW está convencido que debe ir primero, y estás todo el rato parando en cada cruce.
Mejorando el diseño
Os preguntaréis, entonces, si hay alguna alternativa a esta clase de cruces tan desagradables. Si hay una forma mejor de hacer que dos calles o avenidas de doble sentido se encuentren sin recurrir a semáforos o stops, aprovechando las enormes extensiones de asfalto que tienes en muchos lugares del país. ¿Cómo podemos solucionar cruces como este, con cinco carriles de tres metros, de forma más racional?
Los americanos han pensando mucho sobre este problema, y han encontrado muchas soluciones originales y creativas. Tenemos, por ejemplo, este invento, desplazando el cruce vía una baipás, un “cuadrante”:
Hay también los intercambiadores de un sólo punto, asas de botijo, cruces de flujo continuo, izquierda de Michigan, cruces en T separados, las supercalles, la U de Texas, o mi favorita, y absolutamente demencial, diamante divergente. Os dejo un segundo con ella, para que apreciéis la belleza del concepto:
Ideas alienígenas
¿Echáis algo de menos, verdad? Exacto: Estados Unidos, como nación, detesta las rotondas. Con la posible excepción de Nebraska, que son rarillos y las usan de vez en cuando, y alguna ciudad perdida por el país, las rotondas son muy poco habituales. Algo que es francamente incomprensible, en vista de la increíble cantidad de cruces con viales bidireccionales que hay en todas partes, lo anchísimas que son las calzadas, y lo peligrosos que son todos esos semáforos de cuatro o cinco fases para todos los implicados.
Esto hace que, en el año de nuestro señor del 2023, tengamos un periódico en Connecticut escribiendo un largo artículo maravillado sobre una prueba piloto del departamento de transportes del estado, el cruce entre la carretera 82 y 85 en Salem. Resulta que esta intersección entre dos carreteras rurales tenía una media de 22 accidentes al año, nueve con heridos graves. A modo de experimento, ConnDOT puso una señora rotonda en ese punto, y en los años sucesivos, pasaron a diez colisiones, una con heridos, anualmente.
El detalle más irritante de esta historia, sin embargo, es que ConnDOT puso esta obra de ingeniería en funcionamiento hace doce años, el 2011. Desde entonces, tras evaluar a conciencia los resultados de tan magno experimento y contrastarla con todos los estudios de tráfico y la experiencia empírica de todo el planeta confirmando que las rotondas funcionan mejor, Connecticut ha construido un total de 17. Si os parecen pocas, no os preocupéis que hay dos (2) en construcción ahora mismo, un esfuerzo inversor titánico en seguridad vial.
No que haya prisa. El año pasado Connecticut tuvo 368 muertes en accidente de tráfico, el peor registro de la historia. España, que tiene trece veces más población, tuvo 1.042. Las muertes en carretera en España han caído un 80% en las dos últimas décadas. En Connecticut llevan años subiendo. A pesar de ello, sigue siendo uno de los estados más seguros del país (¡!); Mississippi2 tuvo más del triple de muertes por cápita.
Reaccionarios del asfalto
¿Por qué esta resistencia al cambio y adoptar soluciones obvias y probadas adoptadas en medio mundo? Este es uno de esos misterios insondables de la burocracia americana. No es sólo cuestión de operar ferrocarriles como si fuera 1950; los departamentos de transporte son increíblemente provincianos, conservadores, y hostiles al cambio en casi todo el país, siempre buscando soluciones mágicas de consultores igual de provincianos que ellos en vez de adoptar lo más obvio. Es cierto, como señala el artículo, que cada vez que alguien propone una rotonda hay siempre exaltados que reaccionan airadamente ante tan circular y comunista solución al tráfico, pero el pánico a que les chillen no es explicación suficiente. A diferencia de los trenes, donde la falta de ingenieros de caminos en plantilla hace que nadie tenga ni idea sobre cómo hacer las cosas, una rotonda no es una maquinaria complicada y precisa que exija tecnología avanzada. Y de nuevo, no es que no sepan sobre ello o no las hayan probado. Simplemente, no les da la gana de construirlas.
Lo más absurdo es que esta manía por los semáforos y cruces con tropecientos carriles les cuesta dinero, no les ahorra. En Branford, hace unos años, decidieron que tenían que arreglar una entrada de autopista porque había atascos; el puente bajo el ferrocarril era de tres carriles y siempre había colas. En vez de plantar una rotonda (hay sitio de sobras), excavaron un paso inferior nuevo de seis carriles bajo una vía de tren en activo.. que se les colapsa constantemente igual, porque nadie parece haber leído nada sobre demanda inducida de todos modos.
Es absurdo, pero todo en ese país parece moverse en estos parámetros. Es un lugar increíblemente innovador y moderno en todo menos en las cosas más obvias, donde son reaccionarios hasta la médula. No lo entenderé nunca.
Es decir, hay menos situaciones en las que dos vehículos tienen que cruzarse en direcciones opuestas o cruces; tienes más salidas o incorporaciones.
Añadid otra estadística más a la lista de “estados del sur con números espantosos”.
Apunto una razón adicional: Los coches con centros de gravedad altos son más incómodos girando (Pickups y full-size SUV). Este verano de vacaciones, conduje en NY state con un Ford Expedition (el SUV más grande que no cabe ni en Europa), mientras que en EU siempre he ido con coches tradicionales bajitos.
Navegar una rotonda es muy desagradable porque todo el (trasto) SUV se bambolea como si fuese un flan. Así que una rotonda, donde siempre giras un par de veces aunque vayas recto, es una experiencia mucho más desagradable en un pickup F 150 que en un Golf. En el coche bajito experimentas algo de fuerza centrífuga, pero no es ese zarandeo desagradable del SUV enorme, que parece que estés haciendo el test del alce a cada curva.
Obviamente que, desde el punto de vista global, el bamboleo en el pickup circulando en una rotonda es mejor que el choque en un cruce tradicional. Pero en la oppinión del votante, del alcalde, del ingeniero de turno, no tengo claro que no pese más lo desagradable de esa esperiencia. ¡Qué horror inenarrable tener que sufrir ese zarandeo en cada cruce!
¿Qué te parece? Si tienes dudas, pide prestado el F 350 al vecino y pruebas la rotonda más cercana. Aunque tengas que recorrer cien kilometros para encontrarla.
N mi pueblo, solo hay una rotonda! Y le llamamos LA rotonda 😀 lo del tráfico es un horror