Conflicto, historia, y fracturas sociales
Política en Estados Unidos y juegos de suma cero
El boletín de hoy será más corto de lo habitual; este fin de semana estaré en Filadelfia trabajando1, por lo que no puedo escribir demasiado. Así que, más que un sesudo análisis de algún tema aleatorio de política o cultura americana, hablaré de un artículo académico al que llevo varias semanas dándole vueltas, porque muestra una ventana fascinante a la formación de preferencias en el electorado americano.
El artículo es este, escrito por Sahil Chinoy, Nathan Nunn, Sandra Sequeira y Stefanie Stantcheva, y es un desarrollo de una literatura académica relativamente reciente y que solo conozco de pasada, el papel del pensamiento de suma cero en el conflicto político.
Sumacerismos
La idea básica es analizar la creencia entre los votantes de que las ganancias o beneficios de un individuo o grupo social se producen necesariamente a expensas de otros grupos o individuos. El concepto, si no estoy equivocado, viene de la antropología (y de tiempos bastante pretéritos, allá por los sesenta), pero los politólogos solo le han empezado a prestar atención hace relativamente poco (10-15 años). En su concepción original, era un muy buen punto de partida para analizar dinámicas sociales en sociedades premodernas, con una enorme escasez de recursos, y su evolución hacia la modernidad. En política, el pensamiento de suma cero resulta tener una correlación marcada con preferencias políticas, aunque de una forma que no se adapta del todo a la configuración de los partidos.
Este estudio en particular tiene como punto de partida un sondeo enorme (más de 20.000 casos) que incluye muchísimo detalle sobre preferencias políticas, percepción sobre si vivimos en un mundo de suma cero, renta, clase social e historial familiar. Esto permite a los autores analizar tanto la interacción entre creencias e ideología como estudiar qué grupos son más proclives a creer que vivimos en un mundo de ganadores y perdedores.
Básicamente, los votantes que creen que vivimos en un mundo de suma cero son partidarios de políticas más redistributivas, es decir, de capturar la riqueza de los ricos para dársela a los más pobres. Esto incluye cosas como apoyar sanidad universal, impuestos progresivos e incluso programas de discriminación positiva por género y raza. Cuanto más sumacerista es un individuo, más redistribución quiere.
Esto alinearía a estos grupos con el Partido Demócrata, y hay una cierta correlación en esa dirección. Los sumaceristas, sin embargo, son también partidarios de imponer restricciones enormes a la inmigración, porque (obviamente) creen que los recién llegados compiten con los nativos por recursos escasos2.
El pensamiento de suma cero, entonces, divide a los partidos internamente. Los grupos más nativistas dentro del Partido Republicano son sumaceristas y tienden a ser más populistas en lo económico. Dentro del Partido Demócrata, hay un sector de sus bases que está encantado con zascarle a los millonarios, pero que se oponen a la inmigración. No es de extrañar, entonces, que el GOP bajo Trump se haya movido hacia el centro (a su manera; siguen bajando impuestos a los ricos) en materia económica, según los grupos partidarios de cerrar las fronteras toman el control del partido. Tampoco sorprende que la administración Biden intentara aprobar una ley de inmigración muy restrictiva, y que Kamala Harris hable de controlar el flujo de llegadas.
Los orígenes del sumacerismo
Lo interesante del artículo, más que estas contradicciones, son los determinantes que explican por qué un votante es sumacerista. Para empezar, la movilidad social de una persona tiende a hacerla menos sumacerista; los individuos que creen vivir mejor que sus padres o abuelos, tanto por ingresos como clase social, son menos propensos a pensar que una política que beneficia a un grupo perjudica mecánicamente a otro.
El segundo condicionante es la experiencia migratoria. Los inmigrantes recientes suelen ser mucho menos sumaceristas, al igual que la generación inmediatamente posterior. Que tus padres te cuenten por qué se mudaron a Cleveland y lo mucho que mejoró su vida aquí y lo orgullosos que están de que estés abriéndote paso contribuye a que no creas en ganadores y perdedores. La experiencia migratoria, por cierto, se extiende a aquellos que viven en zonas con muchos inmigrantes; vivir en una región con muchas llegadas (o incluso que tus abuelos vivieran en un lugar con muchos inmigrantes en 19203) te hace menos sumacerista.
Finalmente, los autores estudian el impacto social de la institución económica más sumacerista posible, la esclavitud. En uno de esos históricos que se repiten una y otra vez en Estados Unidos, si una persona, sus padres o abuelos se crió en un condado que tuviera una elevada proporción de esclavos en 1860 (¡!) será mucho más sumacerista. Esto se repite incluso en regiones fuera del sur de los Estados Unidos, pero que recibieron muchos inmigrantes sureños después de la guerra civil.
Implicaciones
Traducido a la política, todos estos datos tienen varias implicaciones curiosas. La enorme reticencia (de la que he hablado alguna vez) del Partido Demócrata a hablar sobre ricos, pobres y clase social es un problema obvio en un mundo en que gran parte de tus bases son sumaceristas. También explica por qué es una estrategia racional, ya que los votantes latinos y asiáticos hijos de inmigrantes, así como todas las clases medias y altas que han prosperado generacionalmente, creen que se puede hacer política sin ganadores y perdedores. Los mensajes de unidad, consenso y bipartidismo que tanto gustaban a Obama son para esos votantes.
Segundo, el Partido Republicano sufre una contradicción parecida, pero en dirección contraria: ser nativista y oponerse a la redistribución es esencialmente imposible a medio plazo. La retórica trumpiana antiélites no se corresponde con el programa económico del GOP o del propio Trump. Los oligarcas que nutren las arcas del partido nunca aceptarán redistribución.
Tercero, el estudio explica en parte por qué el voto latino e inmigrante se ha desplazado hacia los republicanos: básicamente, la experiencia vital de la inmigración y la enorme movilidad social que la acompaña te hace menos sumacerista y más conservador en materia económica. Esto es, los latinos no son trumpistas; lo que sucede es que creen en el sueño americano, porque lo están viviendo, y por lo tanto son menos propensos a creer que las políticas redistributivas son necesarias. Si el GOP fuera menos nativista, los inmigrantes serían un grupo natural para ellos.
¡Y esto se ajusta a los patrones históricos! La evolución natural de todas y cada una de las oleadas migratorias pasadas es que, como parte de su asimilación, adoptan la mitología de la movilidad social y la gente hecha a sí misma, y se vuelven republicanos4. Lo único que retrasa esta tendencia es la dichosa manía del GOP de querer discriminar a recién llegados, una y otra vez.
Cuarto, las cicatrices de la Guerra Civil y la esclavitud son realmente impresionantes. Es algo que no debería sorprenderme demasiado (medio libro que ya deberíais haber comprado habla sobre ello), pero nunca deja de hacerlo. La extraordinaria hostilidad a la inmigración en el sur del país tiene raíces profundas, sin duda.
El estudio es largo, y tiene muchos más detalles que merecen ser explorados con más detalle. Las zonas rurales, por ejemplo, suelen ser menos sumaceristas, cosa que explica por qué son más conservadoras en lo económico. Los jóvenes son mucho más sumaceristas de media, cosa que les hace más progresistas. No es un texto demasiado técnico, así que os animo a leerlo entero.
Resumiendo…
Mi conclusión, si hay alguna, es que el estudio viene a confirmar algo que ya sabíamos: la movilidad social te hace de derechas. También ilumina, a su vez, un par de elementos curiosos, como la relación entre preferencias sobre inmigración, redistribución y voto, especialmente entre nuevas generaciones de votantes. Es un estudio curioso, que cubre mucho terreno, y que abre un montón de preguntas adicionales a resolver (¿cómo interactúa el sumacerismo y el antielitismo? ¿Cómo cambia esa percepción un fenómeno como la pandemia? ¿Cómo afectan las preferencias sobre temas globales, como el cambio climático, o cosas como la seguridad ciudadana?).
Mucho que pensar, sin duda.
Bolas extra:
Un artículo loquísimo sobre cómo dos pastores evangélicos millonarios reaccionarios han tomado el partido republicano en Texas por completo, purgando disidentes a mansalva.
La economía americana va como un tiro, creando empleo a un ritmo demencial a pesar de estar esencialmente en pleno empleo, y con la inflación cerca del 2%.
El partido republicano estaba ayer dando la matraca que la tasa de paro sigue “alta, en el 4,1%”.
4,1% de paro está cerca de mínimos históricos; es pleno empleo.
Creo que he comentado alguna vez que este año hay elecciones presidenciales y Pensilvania es importante. Estaremos llevando voluntarios a hacer campaña por Harris y ayudando en un par de eventos.
La inmigración, por cierto, es exactamente lo contrario que un escenario de suma cero; es de las pocas políticas públicas que sólo genera ganadores. La literatura es muy clara en este aspecto; los costes sociales son mínimos comparado con los beneficios generados, y suben los salarios de los trabajadores nativos, incluso en empleo no cualificado. La inmensa riqueza de Estados Unidos es, en gran medida, gracias a la inmigración.
Pero no antes; este impacto se difumina con el tiempo. Todo Estados Unidos es un sitio con muchos inmigrantes en algún momento histórico, obviamente, pero parece que pasado un siglo dejan de recordarlo como tal.
Esto seguramente lo habéis leído en algún sitio.
Super interesante! Gracias