Y los republicanos (probablemente) pifiaron en Georgia
Trump y sus mariachis consiguen que el GOP pierda la mayoría en el senado (si se cumplen las previsiones)
Empiezo a escribir esto a las once y media de la noche, con los resultados de Georgia aún provisionales. Por lo que dice gente de la que me fío, tanto sobre el terreno como en los medios, parece relativamente claro que los demócratas van a ganar la segunda vuelta de los dos escaños en disputa en el senado. Para ser más preciso, es prácticamente seguro que Raphael Warnock derrotará a Kelly Loeffler en la elección especial, y es muy, muy probable que John Ossoff haga lo mismo con David Purdue.
Es decir, los demócratas acabarán el ciclo electoral del 2020 controlando la presidencia, la cámara de representantes y el senado.
No quiero escribir grandes conclusiones hoy (debería haberlas escrito antes de saber el resultado, como los profesionales), pero permitidme unas cuántas notas rápidas antes de irme a dormir.
Este es un resultado que no debería haber ocurrido. Georgia, a pesar de la victoria de Biden, sigue siendo un estado del sur, y debería ser un lugar favorable para dos candidatos conservadores en una segunda vuelta en unas elecciones en las que se dirime el control de la cámara alta. Georgia ha cambiado, pero estas eran unas elecciones que debería haber ganado el GOP.
¿Qué ha sucedido? Dado que el resultado será ajustado (1-2 puntos de ventaja para ambos candidatos demócratas), estamos en uno de esos escenarios en que todo ha sido decisivo, porque cada décima cuenta.
Creo que podemos hablar de al menos tres factores decisivos en la victoria demócrata:
El primero, el debate sobre el estímulo fiscal en el congreso, y el hecho de que Trump se las arreglara para tirar a su partido a los pies de los caballos exigiendo más gasto sólo para que McConnell y los conservadores en el senado dijeran que no. Resulta que darle dinero a la gente en medio de una crisis económica es inmensamente popular, pero el presidente dejó claro que los republicanos en el congreso no querían hacerlo.
Segundo, tanto Purdue como Loeffler eran candidatos muy torpes que se las han arreglado para hacer una campaña profundamente mediocre. Entre los errores no forzados más graves, muchos observadores señalan que Loeffler se dedicó a atacar a Warnock por sus sermones. Warnock es el pastor en la iglesia que fue de Martin Luther King, y no hay nada como meterse con la iglesia negra más simbólica del país para movilizar el voto de color en Atlanta.
Tercero, Trump, por activa y por pasiva. Por un lado, porque si el presidente es quien más moviliza a las bases del partido en unas elecciones, el hecho de que no estuviera en las papeletas hoy ha penalizado a los republicanos. Por otro, porque Trump lleva dos meses repitiendo sin cesar de que las elecciones han sido un fraude, todos los republicanos de Georgia son unos corruptos que no quieren darle los votos que merece, etcétera, etcétera. Es muy difícil sacar a gente a votar cuando tienes a alguien repitiendo todo el santo día que no servirá para nada porque los chino-comunistas-traidores darán un pucherazo.
Sobre el control del senado, digamos que también podemos hacer un par de comentarios:
Este señor tan simpático se llama Joe Manchin, y es el senador demócrata por West Virginia. Trump ganó en West Virginia en noviembre 69-30, así que podemos decir que es un tipo que vive en un ambiente ligeramente hostil políticamente. Manchin es un genio, un político extraordinario que fue gobernador de su estado y se las ha arreglado para ser inmensamente popular, pero también es alguien que es muy, muy, muy, muy moderado porque esa es la única forma que puede sobrevivir políticamente.
Joe Manchin es, a partir de hoy, el votante mediano del senado; es el hombre que vive exactamente en el centro de la distribución ideológica de la cámara. Sin su voto, Joe Biden no puede gobernar, así que, en Estados Unidos, a partir de ahora sólo se hará lo que quiera Joe Manchin.
Nótese, por cierto, que incluso con un empate a cincuenta en el senado (con Kamala Harris rompiendo empates), muchas votaciones siguen requiriendo sesenta votos, debidos a las reglas de debate de la cámara. Joe Manchin, que no es idiota, ya ha dicho que se opone a eliminar este requisito de supermayorías. El tipo así se ahorrará un montón de votos difíciles.
Que los demócratas controlen el senado tiene al menos dos ventajas inmediatas. primero, Joe Biden podrá nombrar a su gabinete y designar jueces, ya que los demócratas al menos tienen votos suficientes para confirmarlos en el cargo. Segundo, algo de legislación podrán sacar adelante, al menos en materia presupuestaria. Si el Presidente Manchin está de humor, claro está.
Sobre el partido republicano:
Hablaremos más sobre la guerra civil del partido en otro boletín, después del espectáculo que nos darán los trumpistas intentando dar un golpe de estado trapero mañana.
Bolas extra:
Hay una correlación enorme entre tiempo de espera para votar en Estados Unidos y composición étnica del distrito electoral. Adivinad quién tiene que esperar más.
Pence le ha dicho a Trump que él no está para saltarse la constitución.
El policía de Kenosha, Wisconsin, que pegó siete tiros a bocajarro por la espalda a Jacob Blake se ha ido de rositas sin cargos.
No sé muy bien por qué, el boletín del lunes sólo fue enviado a suscriptores, aunque estaba en abierto. Va sobre el intento de autogolpe de Trump. Lo podéis leer aquí.
Gracias por vuestra paciencia durante el parón de estas fiestas, amenizado por un artículo sobre ferrocarriles que nadie me había pedido, pero oye, siempre acabo hablando de trenes tarde o temprano. Como de costumbre, este boletín lo escribo gracias al apoyo de los suscriptores - si os gusta lo que leéis y no os queréis perder nada de lo que viene (esta semana habrá algún artículo sólo para suscriptores), os podéis apuntar aquí, por $6 al mes (o $60 al año):