Wisconsin, Biden y otras historias
El final de las primarias trae consigo lo que parece un rápida reconciliación en el partido demócrata.
Incluso en días de pandemia, la política americana genera una cantidad tal de noticias que es difícil cubrirlas todas en detalle. Para romper un poco el hábito de artículos megalíticos y asegurar que nada se nos escape, hoy toca una serie de notas breves. Si hay alguna historia de la que os gustaría tener más detalles, no tenéis más que pedirla, sea via correo, sea via comentarios.
El robo que no fue: como comentaba hace un par de días, los republicanos trabajaron muy duro para que la semana pasada votara tan poca gente en Wisconsin como fuera posible para intentar mantener un puesto en el tribunal supremo estatal. Para sorpresa de casi todo el mundo, el plan fracasó, y la candidata progresista (las elecciones a jueces son en teoría apartidistas, pero guiño, guiño, codazo, codazo) salió elegida con un 55% del voto.
¿Cómo consiguió ganar? Los republicanos temían que celebrar las elecciones a juez el mismo día que las primarias presidenciales demócratas les perjudicaría, y por eso intentaron sabotearlas. El partido demócrata y otros grupos progresistas en Wisconsin (donde tengo buenos amigos) trabajaron muy, muy duro intentando movilizar el voto por correo, una estrategia que casi nadie creía que iba a funcionar.
Mi teoría es que la enorme atención que las maniobras legales alrededor de estas elecciones atrajeron la atención de muchos votantes que en otro contexto ni se hubieran acordado que había que votar, y además motivó a muchos progresistas a participar. Wisconsin será crucial en noviembre (es uno de los tres estados que Trump ganó por una décima el 2016); este es un mal precedente para el GOP.
Primarias demócratas - Wisconsin: si os acordáis, la votación fue el martes 7 de abril, pero los resultados no fueron públicos hasta el 13. Bernie anunció que suspendía la campaña el día 8. Hizo bien, porque en Wisconsin, un estado que en teoría le favorecía, había perdido 63-32. Ha salido con cierta dignidad.
Sanders anuncia que apoyará a Biden: esta es una de esas cosas que deberían ser triviales (el perdedor de las primarias anunciando que pide el voto por el ganador en las generales), pero en la cáustica política americana a menudo generan bastante drama y dolor de muelas. Veáse la eterna, inacabable campaña del 2016 que Sanders había perdido claramente en marzo pero que prefirió alargar hasta junio, o la igualmente inaguantable campaña del 2008, en la que Hillary se mantuvo tozudamente en competición también hasta el final.
Que Bernie abandonara la carrera a principios de abril y anunciara su apoyó a Biden menos de una semana después es, entonces, una novedad relativa en las primarias demócratas, y algo que dice mucho de la situación política del país, el talento político no del todo bien reconocido de Joe Biden, y lo que esperan los demócratas en noviembre.
Primero, la pandemia. Ni Biden ni Sanders han celebrado ningún acto de campaña con público desde mediados de marzo. Multitud de votaciones que debían haber tenido lugar en marzo y abril han sido pospuestas hasta junio. Los medios estaban ignorando las primarias, haciendo imposible que Bernie pudiera ganar terreno y a la vez dificultando la tarea de Biden para ejercer de líder de la oposición. No había oxígeno para pelearse más.
Segundo, el talento de Biden. Hay una detalle que no se ha comentado demasiado hasta esta semana, pero que ha sido importante para el desenlace de las primarias: Bernie detestaba a Hillary, pero es amigo de Biden. Biden, de hecho, es la clase de político que es amigo de todo el mundo, o más concretamente, que todo el mundo cree que Biden es amigo suyo. Por temperamento, y por cómo entiende la política, es alguien que busca consensos, habla con todos, y nunca se toma nada como algo personal. Según parece, Biden ha sido muy hábil tranquilizando a Sanders y dándole espacio para que decidiera, y aún más hábil dosificando el uso de su antiguo jefe para cerrar las primarias. El ex-vicepresidente es un bocachancla de cuidado, tiene la consistencia ideológica de la gelatina y dios santo se nota que tiene 78 tacos a veces, pero sabe negociar.
Un detalle importante: Biden ha anunciado la creación de varios grupos de trabajo con personal de la campaña de Sanders para trabajar juntos en la elaboración de un programa de gobierno. Esto es muy inusual en unas primarias, y dice mucho del gusto de Biden por construir consensos.
Tercero, los demócratas están motivados. Hay un auténtico pavor dentro del partido a que Trump salga reelegido. Bernie es un ideólogo, pero ha dejado claro una y otra vez que no hay nada más importante que echar a Trump. A la intelectualidad pijoprogre que se pasó las elecciones del 2016 trolleando a Hillary y diciendo que Trump no era tan malo se le han pasado las ganas de hacer tests de pureza casi por completo; nadie tenía ganas en medio de una epidemia de litigar Medicare durante tres meses más.
El diálogo entre Biden y Bernie anunciando el endorsement, por cierto, es una delicia. Echadle un vistazo.
Las primarias quizás nunca estuvieron tan competidas como parecían: es fácil decir esto a posteriori, pero la teoría operativa que teníamos algunos de que Bernie tenía un suelo alto y un techo bajo de apoyos dentro del partido resultó ser cierta. La estrategia de Sanders de consolidar un 30% del voto y aprovechar que el ala moderada del partido iba a dividirse entre media docena de candidatos funcionó en los tres estados en los que efectivamente participaron un montón de moderados (léase Iowa, New Hampshire y Nevada), pero resultó ser una mala idea cuando los moderados se consolidaron en un único candidato viable. A priori, apostar que los demócratas en el 2020 iban a ser tan mendrugos como los republicanos el 2016 no era una idea absurda, pero confiar en la estupidez ajena no dio resultado.
A diferencia de Trump, además, Bernie no llegó a Iowa como líder en los sondeos nacionales, ni tenía una agenda política tan popular como la de Trump dentro del partido. Basto con que los demócratas actuaran racionalmente durante diez minutos pre-supermartes (cuando Pete y Klobuchar se retiran) para cerrar la historia.
¿Quién será la candidata a vicepresidente? Buena pregunta; no lo sabe nadie. Lo único que está claro es que será mujer (Biden lo anunció en el último debate) y que será más joven que Biden (duh), pero poco más. Sobre la ética, estética, y arimética de escoger un vicepresidente escribiré un artículo más largo otro día, pero normalmente hay dos posibles estrategias. La primera, es escoger a alguien que refuerza un flanco débil del candidato, sea geográfica (un VP de un estado competitivo, estilo Ohio) biográfica (alguien con experiencia con un candidato joven, como Biden con Obama), o ideológica (un VP que motive a las bases, estilo Palin con McCain). La segunda es alguien que refuerza tu mensaje, escogiendo a alguien que comparte las señas de identidad del presidente (estilo Gore y Clinton, como “nuevos demócratas”).
No tengo ni idea por quién optará Biden, pero esta lista de posibles es un buen principio. Mi preferencia sería Warren (que fue mi candidata durante la campaña), las más probables creo que son Klobuchar y Kamala Harris, con Tammy Duckworth como posible tapada. A diferencia de unas elecciones con sondeos, la elección de una VP depende de una sola persona, Joe Biden, así que predecir nada es mucho más complicado.
Bolas extra:
Las cifras de la epidemia de coronavirus en Estados Unidos siguen invitando a un cierto optimismo; mejora en Nueva York, control (relativo) en Florida y Georgia. Sólo Nueva Jersey parece estar fuera de control.
Las ruedas de prensa de Trump siguen siendo igual de espantosas que siempre, como no.
La FDA relajó la normativa y pruebas necesarias para permitir la puesta a la venta de pruebas de anticuerpos para saber si alguien ha superado una infección de coronavirus. Como era de esperar, el mercado se ha llenado de vendedores de “pruebas” que no funcionan y no sirven para nada. Desregular cosas en materia de salud sigue siendo una tontería, incluso en medio de una pandemia.
Como era de esperar con la administración Trump, el comité de “expertos” para reabrir la economía no tiene ni un solo economista o epidemiólogo, pero cuenta con la presencia de la hija y el yerno del presidente.
Buenos días. He leído algo sobre unas alegaciones por acoso contra Biden, pero no he logrado enterarme muy bien de quién le acusa, ni cuándo se produjo el presunto hecho, ni de qué se le acusa exactamente. ¿Podrías comentar algo, aunque sea de pasada?