Los Ángeles, 12 de junio
Esta mujer es Kristi Noem, secretaria del departamento de seguridad nacional de Trump, y exgobernadora de Dakota del Sur. El jueves, 12 de junio, decía esto en una rueda de prensa en Los Ángeles:
Lo que está contando a los medios es que la guardia nacional y los marines apoyando a los agentes de inmigración en Los Ángeles están ahí para “liberar la ciudad de los socialistas y los líderes opresores que la alcaldesa y el gobernador han impuesto sobre los ciudadanos”.
Esto es, que las tropas están para “liberar” a California de sus representantes democráticamente elegidos.
Poco después de pronunciar estas palabras, Alex Padilla, senador por California, interrumpió la rueda de prensa con la intención de hacer una pregunta. Sus primeras palabras, en voz alta, son “soy el senador Alex Padilla”. Los agentes de seguridad alrededor de Noem, sin embargo, hacen esto:
Es un video corto. Padilla, uno de los dos senadores del estado más rico y poblado del país, acaba de rodillas, esposado, y tirado en el suelo fuera de la habitación. Noem insistió después que ni se había identificado (a pesar de llevar una chaqueta que pone “US Senate” y estar gritando su nombre) ni lo había reconocido (a pesar de que Padilla la ha interpelado en múltiples ocasiones en comparecencias en su comité en el senado).
A Padilla le soltaron poco después, cuando uno de los asesores (y pareja sentimental) de Noem, Corey Lewandoski1, se dio cuenta de que tener a un legislador de la oposición maniatado y postrado ante las cámaras era probablemente un error. El daño estaba hecho; los demócratas y varios senadores republicanos reaccionaron indignados ante otra maniobra groseramente autoritaria de la administración.
El jueves por la noche, Israel atacaba Irán, así que la noticia desapareció de los medios casi de inmediato. Un escándalo más en el torrente de absurdidad de la era Trump.
Minnesota, sábado 14 de junio
Alrededor de las dos de la mañana del sábado 14 de junio del 2025 en Champlin, Minnesota, agentes de la policía local respondieron a una llamada de emergencia sobre un tiroteo. La víctima era John A. Hoffman, un senator estatal demócrata, y su esposa Yvette. Alguien se había presentado en su domicilio y disparado a sangre fría.
Uno de los agentes en la escena del crimen era de la policía de Brooklyn Park, un municipio vecino, y se dio cuenta que la víctima era un político. Inquieto ante lo que parecía un homicidio premeditado, llamó a comisaría para que enviaran una patrulla a la vivienda de Melissa Hortman, la representante estatal en el distrito vecino. Cuando los agentes llegaron a la escena se encontraron con un coche patrulla aparcado en la puerta, y un agente saliendo del edificio. Al acercarse, el hombre abrió fuego contra ellos y volvió a entrar. Los policías llamaron refuerzos, pero era demasiado tarde. Encontraron a Hortman y a su marido muertos a balazos. El sospechoso había logrado escapar.
Tanto Hoffman como Hortman son demócratas. El sospechoso ha sido identificado como Vance Boelter. Es propietario de una pequeña empresa de seguridad, evangélico militante, y todo apunta que es un trumpista entusiasta.
Hoffman y su mujer están vivos, y parece que van a recuperarse. La idea de que dos representantes estatales en un estado en medio del país puedan ser víctimas de lo que es, a todas luces, un ataque terrorista, es profundamente inquietante.
Guilford, Connecticut, sábado 14 de junio
Guilford, Connecticut es un suburbio de 22.000 habitantes, unos 20-25 kilómetros al este de New Haven. Es extraordinariamente rico (la renta mediana familiar está por encima de los $150.000 anuales) y absolutamente encantador, con parques bucólicos, una costa llena de rincones preciosos y enormes caserones señoriales.
A las once de la mañana de un lluvioso día de junio, una multitud de algo más de un millar de personas se concentraba en el Town Green, a los pies de una estatua a los soldados de la Unión durante la guerra civil. El motivo era una de las más de 2.000 manifestaciones contra Donald Trump convocadas en pueblos y ciudades de todo el país bajo el lema de “No King” (no rey).
Guilford me queda cerca de casa (vivo en un suburbio considerablemente menos pijo más cercano a New Haven), así que me pasé por la manifestación.
La escena era curiosa. Guilford es muy rico y muy blanco, así que la multitud era abrumadoramente gente de clase media alta, muchos de cierta edad, y más bien tirando a pálidos. En la extraña, distorsionada política americana, era un ejemplo casi perfecto de los wine-sipping liberals (“progres que beben vino”2), el votante acomodado y con estudios que se ha convertido en una de las bases del partido demócrata. Hace treinta años, este pueblo votaba republicano, uno de los bastiones de la derecha moderada del país. En el 2024, Harris ganó 64-34.
Esta no suele ser, no obstante, gente que sale a la calle. Mirad en la foto: son oyentes de NPR, subscriptores del New Yorker que compran Subarus3 y coches eléctricos. Pero los tienes aquí, bajo la lluvia, escuchando discursos y cantando canciones patrióticas (desde el himno a “This Land is Your Land”) y marchando detrás de un tambor tras la lectura de la declaración de independencia.
Por supuesto, son progres y de Connecticut, así que tienen ciertos límites. A la una de la tarde, New Haven tenía su manifestación de No Kings. Guilford tiene una estación de cercanías a medio kilómetro a pie del Green con trenes (¡eléctricos!) que te dejaban en 18 minutos a dos manzanas de la protesta. Creo que un total de cuatro manifestantes nos fuimos hacia allí.
Protestar contra Trump está bien, pero lo de hacerlo fuera de nuestro suburbio cuidadosamente segregado por nivel de renta es pasarse.
New Haven es una ciudad relativamente pequeña (135.0004), así que la manifestación era considerablemente más grande. A ojo, diría que había varios miles de personas, aunque es difícil decirlo sin imágenes aéreas. La multitud era bastante más diversa; es el área metropolitana más parecida a la media del país demográficamente. Fue una concentración festiva, en la que los organizadores subestimaron la megafonía necesaria y nadie escuchó los discursos. Estuve un rato paseando y charlando con conocidos (incluyendo un par de representantes estatales bastante inquietos) hasta la hora de comer.
A pesar de la lluvia, New Haven es una ciudad encantadora en muchos aspectos. Paseé un rato, entré en uno de sus (fantásticos) museos, me acerqué a una librería y una tienda de juegos de mesa la mar de agradables, y me volví al tren, camino a casa5.
Washington D.C., 14 de junio
Era una tarde tormentosa en la capital, y el presidente de los Estados Unidos, junto a miembros de su gabinete y su familia, se acomodó en el palco de autoridades al lado de la Casa Blanca para contemplar el desfile militar del ejército.
En teoría, para celebrar el 250º aniversario de la fundación del ejército y honrar el día de la bandera. La sospecha, para casi todos, es que hoy es el cumpleaños de Donald Trump, y el buen hombre quería un espectáculo bien machote en su honor en la capital.
Hay un pequeño problema: No ha ido casi nadie.
El espectáculo, patrocinado (y no es broma) por Palantir y Coinbase, se ha encontrado calles y avenidas casi vacías. En Washington DC ni siquiera ha habido demasiadas protestas; la ciudad ha decidido ignorar el evento casi por completo. El propio Trump no parecía estar demasiado entusiasmado:
Estados Unidos, 14 de junio, 2025
No he visto hasta ahora una estimación decente de cuánta gente ha salido a la calle en las 2.000 manifestaciones con el lema No Kings por todo el país. Han sido pacíficas, con la única excepción de Los Ángeles (donde la policía parece haber cargado sin motivo) y una cerca de Atlanta, Georgia.
Este no es un país en que esta clase de protestas sea habitual; por no haber, no hay ni notas de prensa de la organización diciendo que eran dos millones y la policía local afirmando que eran un centenar. Mirando imágenes en redes sociales, las concentraciones han sido enormes en muchas ciudades. Lo sorprendente, más que tener a decenas de miles o cientos de miles de personas en la muy democrática Filadelfia o en Boston, es que ha habido gente en todas partes, incluso en ciudades pequeñas en zonas muy republicanas.
El problema es este:
La prensa americana “neutral” nunca sabe qué hacer con manifestaciones. Fox News y los medios conservadores magnificarán las protestas contra demócratas (véase la cobertura histérica del Tea Party, aunque siempre eran grupitos pequeños) y filmarán con devoción cualquier disturbio. Los generalistas sólo se ocuparán de ellas si literalmente huelen sangre:
Entre la guerra en Israel, el asesinato en Minnesota, y el hecho que los movimientos sociales de masa siempre les han dado un poco de grima, las manifestaciones seguramente estarán en un segundo plano mañana, a pesar de que es posible que el sábado fuera el día con más gente en la calle en décadas en este bendito país.
Lo que está claro es que el malestar es real, y las tendencias autoritarias de la administración son más que claras. No me sorprendería si las protestas fueran a más.
Bolas extra:
Kristi Noem dice no reconocer al senador. Lo que me sorprendería es que alguien reconozca a Kristi Noem, que tenía un aspecto físico totalmente distinto cuando estaba en la cámara de representantes.
Robert Kennedy Jr. es un firme creyente de la teoría de las miasmas para explicar enfermedades. Sí, algo que sabemos que es erróneo desde mediados del siglo XIX.
La administración Trump, tras recibir quejas de la hostelería y agricultura, dejará de hacer redadas para deportar inmigrantes en granjas, restaurantes y hoteles.
Tras los atentados en Minnesota, las autoridades han intentado cancelar las manifestaciones en el estado, una respuesta decepcionante ante la violencia política. La gente ha salido a la calle igual.
Si el nombre os suena, fue director de campaña de Trump el 2016 y asesor en el 2024. Lewandoski está casado y tiene cuatro hijos y niega que sean pareja, pero nadie se lo cree. El hombre ha tenido affairs antes.
“Liberal” en este país significa “centro izquierda”.
Inexplicablemente, los Subarus son el coche oficial del progresista moderado de Nueva Inglaterra.
Está creciendo con cierta rapidez, pero está aún lejos de su máximo histórico de 164.000, en 1950. El área metropolitana es considerablemente más grande (860.000); la mayoría viven en los suburbios.
El coche lo había dejado en Guilford, porque East Haven no tiene estación. Este país es desesperante.
Lo de los Subarus hay una bonita historia en la que se descubrió que era el coche preferido de las lesbianas y la marca aprovechó para hacer publicidad hacia ese grupo de forma velada. Eran los 90s.
Lo de Minnesota es terrible. Tengo la sensación de que la tensión continúa escalando de forma sostenida, pero, de algún modo, nos hemos acostumbrado a que esto suceda así hasta el punto de que no sorprenda.
Hay días que me pregunto si ya hemos pasado ese posible punto de no retorno.