La constitución de los Estados Unidos ha sido, para los estándares de las democracias liberales, un documento excepcionalmente estable.
En sus 234 años de vigencia sólo ha tenido dos paquetes de enmiendas significativas. El primero, poco después de su aprobación, para añadir una lista de derechos fundamentales (el bill of rights) y añadir un par de arreglos técnicos (especialmente la elección del vicepresidente). El segundo, justo después de la guerra civil, con las tres reconstrucition amendments para abolir la esclavitud y garantizar la igualdad ante la ley.
Fuera de estos dos periodos de reformas, el texto no ha visto demasiados cambios importantes aparte del voto femenino (1919). Hay algunos cambios técnicos (elección directa de senadores, limitación de mandatos del presidente, sucesión presidencial, salarios de los legisladores, poll taxes), un par de medidas un tanto simbólicas (edad de voto) y dos francamente absurdas (ley seca y la abolición de la ley seca).
Lo fascinante de la historia constitucional de Estados Unidos, sin embargo, es que a pesar de la tremenda estabilidad del texto, la constitución ha sido interpretada de manera increíblemente distinta a lo largo de su historia, hasta el punto de que prácticamente podemos hablar de tres constituciones distintas en este periodo.
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Four Freedoms para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.