Nuestras palabras están respaldadas por armas nucleares
La historia de los documentos de Trump y el FBI se complica. Mucho.
El otro día hablaba sobre la visita de amigables agentes del FBI a la mansión/putiferio/palacio/club de golf/salón de bodas de Trump en Florida, Mar-a-Lago, para hacer un registro bajo orden judicial buscando documentos en el domicilio del expresidente.
Era entonces, hace tres largos días, una historia complicada… que se ha complicado muchísimo desde entonces.
El escándalo
Empecemos desde el principio. Tras el registro policial, la práctica totalidad del partido republicano y medios de comunicación conservadores decidieron que toda la historia era un ejemplo de persecución política del departamento de justicia contra Trump. Lo hicieron así, de forma unánime, alegremente y sin rechistar, dando por buena la explicación del hombre al que el FBI le había registrado la casa.
Poco a poco se abrió paso un clamor, un grito, una petición unánime entre las filas republicanas: el departamento de justicia, con el fiscal general a la cabeza, debía dar explicaciones. Era hora que contaran, con pelos y señales, qué hacían allí todos esos agentes federales, qué andaban buscando, y por qué había tomado la decisión de tomar los documentos por la fuerza, en vez de utilizar un método menos gansteril y totalitario.
Muchos comentaristas respondieron, no sin cierta sorna, que si querían saber qué estaba buscando el FBI en Mar-a-Lago debían preguntarle a Trump, que recibió una copia de la orden de registro ese mismo día, así como un inventario detallado de todo lo que se llevaron. Algunos pagafantas especialmente entusiastas del trumpismo pasaron a insistir que el FBI nunca enseñó o entregó una orden de registro, cosa que los mismos abogados de Trump habían reconocido tener en su poder. Trump, por supuesto, no hizo público nada, porque toda esta cháchara era simplemente una excusa para culpar al malvado Biden de ser un matón autoritario.
Dos sorpresas
Ayer jueves al mediodía, sin embargo, sucedieron dos cosas.
Primero, John Solomon, un periodista que trabaja para Trump, reconoció que el departamento de justicia había enviado una orden judicial pidiendo los documentos dos meses antes del registro. El FBI retiró un puñado de documentos en junio, pero se dieron en cuenta después (según dicen, gracias a un chivatazo) que el ex- presidente no les había entregado todo.
La queja, entonces, de que los feds se habían pasado de agresivos no estaba justificada.
Poco después, el fiscal general, Merrick Garland, comparecía ante los medios. En un breve comunicado y sin admitir preguntas, anunció que el departamento de justicia iba a pedir al juez autorización para publicar la orden de registro:
El juez del caso respondió con celeridad a la petición, estableciendo como plazo hasta hoy viernes, a las tres de la tarde (hora USA, nueve de la noche en España) para que el departamento de justicia se ponga en contacto con los abogados de Trump y les pregunte si tienen alguna objeción al respecto.
Es decir: Garland ha dicho que Trump va de farol, y que, si tan seguro está que la investigación es un escándalo sin precedentes, no tiene más que dejar que se haga público lo que buscaba el FBI. Si no lo hace, bueno, quizás es que tiene algo que ocultar. De repente todos esos republicanos quejándose de que el departamento de justicia no estaba siendo transparente han desaparecido de Twitter así de forma misteriosa, y los abogados de Trump no se les ve por ningún sitio. Medio país está poniendo palomitas en el microondas, a la espera de lo que sucedería mañana.
La bomba
Aún quedaba otra noticia. A última hora de la tarde el Washington Post informaba que el FBI estaba buscando algo muy específico en su orden de registro: documentos sobre armamento nuclear.
La batallita sobre Trump llevándose documentos y recuerdos de la Casa Blanca y diciendo que son suyos ha dejado de ser un chiste. Si entre los documentos secretos que cogió de salida y ha evitado devolver repetidamente hay material sobre el arsenal nuclear de Estados Unidos u otros países esto pasa a ser inmediatamente una historia muchísimo más seria y que nadie, nadie, nadie va a tomarse a broma si resulta ser cierta.
No creo que haga falta que explique por qué, pero es importante recalcarlo: no hay nada más crítico, ultrasecreto e híper protegido que los secretos que rodean al arsenal nuclear americano, el único armamento, junto con el arsenal ruso, que puede destruir el planeta por completo. Si Trump se llevó una montaña de documentos con fotos chulas de explosiones para fardar a sus amigos que resultan ser material ultrasecreto el tipo es increíblemente estúpido y debería ir a la cárcel por ello.
Si sabía qué estaba llevándose y resulta que lo quería para otra cosa (léase, venderlo o devolver favores), en Estados Unidos han electrocutado a gente por cosas parecidas.
Dos escenarios
Mi intuición es que, por muy cretino e inmoral que sea Trump, el tipo no llega a ese nivel de imbecilidad o alta traición. Es posible que los documentos sobre armas nucleares en Mar-a-Lago sean secretos pero la información sea más o menos pública, es decir, cosas que todo el mundo sabe, pero no han sido oficialmente confirmadas (“Israel tiene armas nucleares”) o que sabemos, pero no con todos los detalles (“Irán está fabricando la bomba”.). Trump es tan lerdo que quizás se llevara copias así al tuntún, y se negara a devolverlas porque creía que un presidente tiene derecho a fotocopiar lo que le sale de las pelotas.
El departamento de justicia no puede permitirse que esta clase de cosas se filtren, o bien porque pondrían a un montón de aliados en una situación increíblemente incómoda (Israel) o porque quizás darían pistas a terceros sobre el aparato de espionaje americano. Así que ha empezado pidiéndolo por las buenas, después por las malas, y después simplemente han optado por pegar una patada en la puerta, porque Mar-a-Lago es literalmente un sitio donde se celebran bodas, bautizos y comuniones, y cualquier día entra un borracho despistado en el trastero y acabamos con un embolado nuclear.
Dejando muy claro de que, si esta es la historia, es muy, muy, muy grave y demuestra una irresponsabilidad suprema por parte de este hombre, hay motivos para sospechar que puede ser peor. Muchos allegados y aliados de la administración Trump, por ejemplo, estaban extrañamente obsesionados con vender tecnología nuclear a los saudíes y acabaron por transferir tecnología, ante las objeciones del congreso. Los Trump siguen haciendo negocios con los saudíes (torneos de golf, fondos de inversión) y defendiéndoles con entusiasmo.
En fin, dudo mucho que este sea el caso, pero hablamos de Trump. Quién sabe.
Mientras tanto en Fox News…
Como nota final, es digno de admirar el enorme esfuerzo intelectual y creativo de algunos elementos del movimiento conservador están desarrollando para justificar todo este esperpento. Entre mis favoritos, la argumentación legal de algunos abogados y autores de fantasía diciendo que, dado que el presidente es el jefe del ejecutivo y que como tal tiene una autoridad completa para desclasificar cualquier documento producido por el gobierno federal, la mera acción de coger un puñado de informes súper- mega- ultra- confidenciales, meterlos en una maleta y llevárselos a Florida puede considerarse como una desclasificación de facto, y que, por lo tanto, no es penalizable. Más o menos algo así:
Esto, es, por supuesto, una tontería absoluta; el presidente, para empezar, no tiene autoridad para desclasificar lo que le apetezca, y de hecho el armamento nuclear está explícitamente excluído de esta capacidad. Incluso si no hubiera armas nucleares de por medio, hay todo un proceso elaborado y detallado sobre todos los pasos necesarios antes de poder desclasificar un documento, que son, huelga decirlo, más racionales que “el presidente se los llevó en una fregoneta”.
Mientras tanto, en Fox News, Tucker Carlson está de vacaciones, pero Brian Kilmeade se ha dedicado a poner fotos manipuladas del juez que autorizó el registro con Ghislaine Maxwell:
Porque ellos siguen a lo suyo, flirteando con QAnon y confiando en la enorme estupidez de su audiencia a base de fomentarla con brío. Ahí está el experto Jonathan Turley, en Hannity, diciendo que es lo mismo llevarse muebles o recuerdos que secretos nucleares. Dónde vamos a parar:
Uno diría que tras pasarse la semana entera defendiendo al presidente sólo para descubrir poco después de que no sólo las acusaciones eran ciertas, sino que el escándalo era incluso peor de lo esperado alguien en Fox habría decidido que ya vale esto de defender al presidente de manera irreflexiva, especialmente cuando gente del mismo entorno de Trump avisaba ayer a cargos republicanos que no se metieran con el FBI y el departamento de justicia, que vienen cosas peores. Quizás era la hora de ser un poco cautelosos.
Bueno, pues no.
De momento (escribo esto un poco antes de medianoche del jueves) Trump ha anunciado en Truth Social (su Twitter de pacotilla) que va a permitir la publicación de la orden de registro. Todo este asunto ha dado un montón de vueltas, así que Dios sabe qué sorpresas nos va a deparar. No se me ocurre ninguna explicación aceptable que justifique las acciones de Trump, de todos modos. Pero esto de que sea un cretino corrupto, autoritario e incompetente parece que gusta a sus fans.
Bolas extra
Ayer un tipo ligeramente de derechas que estuvo en el asalto al capitolio el seis de enero y que llevaba semanas llamando a la revolución contra la tiranía del gobierno federal se plantó con un fusil de asalto en una oficina del FBI para intentar una masacre, fracasó en el empeño, y acabó huyendo, perseguido, y muriendo en un tiroteo con la policía.
El meme de Dark Brandon: su historia, su relevancia.
Los accidentes de coche no son accidentales. Son un error de diseño.
¿Os gusta Four Freedoms? ¡Suscribíos! Son $6 al mes, o $60 al año.
Ostias, tú. Acaba de salir la noticia en la tele y la he apagado hasta después de leer este artículo. Como siempre, no decepcionas, Roger.
No me cabe en la cabeza como puede hacer algo así, pero no me sorprendería ni lo más mínimo que la futura presidenta de España, Ayuso, haga algo parecido en su momento.
Muchas gracias por tenernos informados de lo que pasa al otro lado del charco y no depender de los tertulianos de poca monta!