Inventándose la constitución

La administración Trump se apropia de poderes ajenos

Nixon (otra vez)

Allá por 1973, tras ser reelegido por abrumadora mayoría, Richard Nixon decidió que algunas de las prioridades de gasto de la mayoría demócrata en el Congreso no eran de su agrado. Su administración decidió, unilateralmente, no gastar los fondos presupuestados en programas de vivienda, medio ambiente, y desastres naturales.

Richard Nixon, pintado por Norman Rockwell. El tipo no es el protagonista de gran parte de mi libro por nada, corcho. Y Norman Rockwell es el pintor de la era dorada del país (real o imaginaria).

La constitución de Estados Unidos está llena de ambigüedades, pero hay un detalle en concreto en el que es muy clara: el Congreso es quien tiene el llamado power of the purse (literalmente, “poder del monedero”), y es la única institución que tiene potestad para decidir sobre impuestos y gastos. Los legisladores respondieron a este ataque a su autoridad de forma airada e inmediata, y aprobaron la Congressional Budget and Impoundment Control Act en 1974¹, prohibiendo al presidente bloquear gasto presupuestado de forma unilateral. Para acabar de aclarar las cosas, el Tribunal Supremo, en una sentencia el año siguiente, confirmó esa interpretación sobre los poderes del Congreso. Leyes posteriores otorgando al presidente la capacidad de vetar partidas presupuestarias de forma individual, sin invalidar la ley, fueron derogadas por la corte por el mismo motivo.

El Congreso aprueba leyes de presupuestos. El ejecutivo las implementa. Simple, claro y sencillo, ¿verdad? Como de costumbre, no para la administración Trump.

Congelando gasto

El lunes por la noche, la oficina de gestión y presupuestos de la Casa Blanca emitía una orden a todas las agencias del gobierno federal para que paralizaran de inmediato todas las subvenciones, préstamos, y ayudas financieras de forma indefinida. El documento es delirante, tanto por su espectacular, incomprensible incoherencia y falta de detalle como por incluir perlas como esta:

“The use of Federal resources to advance Marxist equity, transgenderism, and green new deal social engineering policies is a waste of taxpayer dollars” (el uso de recursos federales para avanzar en equidad marxista, transgenerismo e ingeniería social ecologista es un desperdicio del dinero de los contribuyentes.) “