Son casi las dos de la mañana en Estados Unidos, y aún no sabemos quién será presidente. Espero escribir un post más detallado mañana, pero aquí van algunos apuntes a vuelapluma sobre lo que ha sucedido, lo que va a pasar, y quién será presidente.
Ahora mismo es bastante probable que Joe Biden gane las elecciones. No me voy a meter con las mates porque irán cambiando en las próximas horas, pero este es el mapa más probable:
Lo explico brevemente. Wisconsin y Michigan están aún pendientes, pero las proyecciones (viendo el voto que falta por entrar y donde está el recuento) sugieren que Biden va a ganar. Estos dos estados, más lo que ganó Clinton el 2016, más Arizona, más el segundo distrito de Nebraska, le dan 270 raspados. Biden tiene cierto margen; Pensilvania parece que va a ganarlo (pero está justito) y Georgia lo tiene a tiro. No es una victoria gloriosa, pero es una victoria.
¿Cuándo sabremos con certeza el resultado final? Casi seguro antes del viernes. Michigan y Wisconsin deberían acabar el recuento hoy miércoles; Georgia entre hoy y mañana, Pensilvania el viernes, a más tardar. Tocará esperar un poco.
Si algo queda claro con este resultado es que en las últimas semanas hemos hablado demasiado de resultados improbables, como una victoria de Trump o una paliza de Biden, pero muy poco del resultado más obvio, una victoria ajustada con un país muy dividido.
Las elecciones del 2016 no fueron una aberración. Las divisiones de hace cuatro años siguen ahí, sin apenas cambios; el electorado está muy polarizado, y no hay señales de que esto vaya a cambiar. El trumpismo, ese nacionalismo conservador, populista, vagamente autoritario, está aquí para quedarse. Es muy posible que con un líder menos estúpido hubiera acabado ganando las elecciones.
Es aún temprano para saber cómo ha cambiado el electorado entre las dos elecciones, pero todo apunta de que el aumento del voto blanco universitario y femenino a Biden ha sido contrarrestado parcialmente por deserciones masivas del voto latino hacia Trump, y un número considerable de negros varones. La polarización racial del voto ha disminuido, en no poca medida porque la categoría “latino” se ha fragmentado muchísimo. Exploraré eso más adelante.
Trump está haciendo lo que muchos temíamos: no reconocer el resultado de las elecciones:
Twitter le ha clavado la advertencia por dar información cuestionable sobre las elecciones, y no me extraña: está pidiendo que se tiren votos por correo a la basura y acusando a su oponente de fraude. O hablando de dar un golpe de estado en voz alta, o algo que se le acerca muchísimo.
Trump ha repetido estas mismas afirmaciones en una delirante rueda de prensa a las dos de la mañana.
Es difícil decir si Trump puede ganar en los tribunales lo que ha perdido en las urnas; dependerá de los márgenes y si Biden saca 270, 290, o 306 votos en el colegio electoral. Tengo suficiente confianza en el sistema americano como para verlo como algo improbable, pero no puede descartarse. Lo que me preocupa son las consecuencias, a nivel social, de que el presidente de los Estados Unidos esté hablando de este modo, en un país sumido en una pandemia, increíblemente polarizado, y con una tensión social altísima en muchos lugares.
No sabemos si los demócratas van a recuperar el senado; ahora mismo parece que ganarán en Colorado y Arizona, pero perderán en Alabama y están a la espera de una segunda vuelta en Georgia. Incluso si llegaran a 50, es una mayoría tan exigua que dejaría a los demócratas casi sin margen de maniobra.
Dicho en otras palabras: el país va a ser casi ingobernable, ya que dudo mucho, mucho, mucho que el partido republicano esté por colaborar en nada tras este resultado. El presidente será menos errático, y la política exterior más estable, pero los múltiples problemas urgentes del país en política interna seguirán sin ver soluciones.
Por supuesto, todos estos comentarios y afirmaciones deben ser tomadas con mucha, mucha cautela. Son las dos de la mañana, al fin y al cabo, y cualquier estimación estadística de voto proyectado en este 2020 está sujeta a catástrofes estadísticas variadas.
Sí, Biden ha ganado. Pero esta es una victoria tan exigua que sólo invita al pesimismo sobre el futuro del país. No estoy contento. En absoluto.
Te veo muy confiante, Roger. De los seis estados que quedan en disputa (Nevada, Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Michigan y Wisconsin), son bajas las probabilidades de que Trump no se lleve al menos tres. Y es más probable que se quede él con el Rust Belt, que Biden.
Veo muy poco probable que Biden logre llevarse el pack entero. Dicho todo esto, las declaraciones de Trump son una gran irresponsabilidad, que ojalá no lleve a males peores.