El problema de "los grupos"
Los demócratas descubren al culpable de sus derrotas. Más o menos.
No ha pasado ni un mes desde las elecciones presidenciales, y el partido demócrata está plenamente dedicado a la actividad favorita de cualquier formación política en cualquier parte, una gloriosa batalla interna. Dada la naturaleza radicalmente descentralizada de los partidos americanos (la explico en detalle en cierto libro que explica muy bien cosas que han pasado hace poco), más que una guerra despiadada por el control de la secretaría general lo que tenemos es una especie de gran melee ideológico-festiva donde decenas de políticos intentan convencer a todo aquel que quiera escucharlos sobre su teoría de lo sucedido y por qué tienen que seguir su estrategia a partir de ahora.
De todas las narrativas flotando en esta especie de convención de tunos oligofrénicos tocando su triste canción sobre la derrota, una de las más interesantes gira alrededor del papel de “los grupos”. La historia tiene su interés tanto por lo que sugiere sobre cómo se organiza el partido demócrata y sobre la espléndida falta de imaginación de muchos de sus líderes, así como su falta de voluntad para admitir responsabilidades.
“Los grupos”
Os preguntaréis qué demonios son “los grupos”, o the groups, y qué maldades han hecho para llevar a Trump al poder. La expresión se utiliza estos días para referirse a la constelación de grupos de interés, think tanks, fundaciones, ONGs, asociaciones, asambleas, colectivos y agrupaciones sociales de todo color y pelaje que existen para defender causas, sectores, o prioridades de uno o varios sectores de la izquierda e influir de un modo u otro en la agenda política en general y el partido demócrata en particular.
He hablado alguna vez de “los grupos”, aunque sin referirme a ellos bajo este apelativo (que se ha popularizado tras las elecciones); los describí aquí, así como sus fuentes de financiación e incentivos:
Es un mundillo que conozco bien, más que nada porque llevo casi dos décadas moviéndome en estos ambientes. Si “los grupos” son el origen de los males demócratas, soy sin duda parte del problema. Así que vale la pena repasar el argumento y hablar sobre su validez.
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