Con tanto viaje, se me escapó enlazar mi artículo de hace un par de semanas en Voz Populi sobre los problemas institucionales de Renfe. Lo dejo aquí, para los despistados.
La principal tarea de un sistema de transporte es mover tanta gente como sea necesario de la manera más eficiente posible. Al hablar de ferrocarriles, esto significa construir, gestionar y mantener una red capaz de mover trenes con rapidez, a buen precio. No queremos infraestructuras demasiado grandes con mucho exceso de capacidad, porque eso es tirar dinero, ni tener más material rodante del estrictamente necesario.
Para diseñar esta clase de redes, los planificadores suizos y alemanes tienen el proverbio Organisation vor Elektronik vor Beton, que, en traducción muy libre, quiere decir organización antes que electrónica antes que cemento. La idea es que, para resolver un problema en la red ferroviaria, es más barato reformar cómo está organizado el servicio que mejorar la parte electrónica de la línea, sus sistemas de señales y control de tráfico. A su vez, instalar balizas, cambiar agujas, añadir cantones, poner señalización en cabina y demás siempre es más económico que construir más infraestructura, es decir, tirar de hormigón, acero y demás para poner más vías o más andenes.
Que este sea el orden preferible cuando buscamos soluciones, no obstante, no significa que sea el más utilizado. Es más, a menudo para los responsables de infraestructuras es más “fácil”, aunque sea mucho más caro, sacar las excavadoras que cambiar como hacen las cosas.
Voy a intentar escribir un poco más a menudo de trenes, si tengo tiempo. Veremos.
Al hilo de sus artículos he encontrado (buscado por internet sistemas de transporte de mercancías por tren) con una empresa (no voy a mencionarla aquí) que tiene un sistema fabuloso para cargar un contenedor de 40" con ruedas (el remolque de un trailer) en una plataforma de vagón de tren en 5 minutos - según ellos - y montar un tren completo en una hora. Me quedé muy sorprendido.