El martes Bernie Sanders tuvo otro mal día. De los seis estados que votaron en primarias, Bernie se llevó una paliza monumental en dos de ellos (Missouri y Mississippi, donde ni siquiera alcanzó el 15% para sacar delegados), perdió con claridad en otro (Idaho), y sufrió una derrota contundente en el lugar que su campaña decía que debía ganar sí, o sí, Michigan. El senador de Vermont sólo sacó una victoria media holgada en el caucus de Dakota del Norte (unos comicios en los que votaron 14,413 personas) y empató en Washington, un estado que en teoría le era muy, muy favorable.
Sanders había salido muy tocado el supermartes, muy por detrás en la cuenta de delegados. Esta semana la brecha con Joe Biden se abrió aún más, añadiendo 72 delegados de ventaja adicionales.
El martes que viene votan otros cuatro estados; de mayor a menor en orden de delegados Florida, Illinois, Ohio, y Arizona. Florida es uno de los estados más ancianos del país, y todos los sondeos indican una victoria de Biden por más de 20 puntos. Illinois y Ohio son calcos demográficos de Michigan, donde Bernie ha perdido por 16. Arizona, el estado más pequeño, es relativamente favorable a Bernie dado que tiene muchos latinos, pero también tiene una población de jubilados enorme. Biden va por delante en los sondeos.
La semana siguiente, vota un estado, Georgia. Bernie se ha llevado palizas descomunales en todos los estados del sur, y es de esperar que pierda por 40-50 puntitos aquí también.
Si eso os hace ver un patrón, estáis en lo correcto. Lo peor para Bernie es que no mejora. El 4 de abril vota Alaska, Hawaii, Louisiana y Wyoming. Sólo Luisiana favorece a Biden, pero Bernie ha perdido en sitios como Idaho, y Alaska y Hawaii son tachuelas en número de delegados. Wisconsin viene el 7 de abril, un estado demográficamente parecido a Michigan y Minnesota, donde Bernie ha perdido. El 28 de abril vota Connecticut (que está plagado de suburbios ricos, donde Bernie se ha estrellado), Delaware (de donde es Biden), Maryland (más suburbios ricos de DC), Pennsylvania (otro estado parecido a Michigan) y Nueva York (rico, diverso, y con zonas parecidas a Michigan al norte). Sólo Rhode Island es favorable a Bernie, pero es el estado más pequeño de la unión.
No seguiré con mayo y junio, pero os hacéis una idea: Bernie se está quedando sin espacio. La teoría de la campaña de Sanders es que podían ganar si dominaban en los estados del oeste y suroeste, eran competitivos en el Midwest, y ganaban en Nueva Inglaterra. Sanders está entre el empate y la victoria raspada en el oeste, ha perdido en sitios como Texas, está sufriendo derrotas apabullantes en el Midwest, y está siendo masacrado en el sur. Incluso en Nueva Inglaterra ha perdido en sitios como Maine y Massachusetts.
El resultado es que, en contra de lo que casi todo el mundo esperaba, estas primarias han resultado ser mucho menos competitivas que las del 2016. Biden está ganando con márgenes mucho más convincentes que Hillary entonces, y parece obvio, a estas alturas, que la carrera está prácticamente decidida.
¿Qué ha cambiado? Como en todas las campañas que pierden de forma abrumadora, hay muchas teorías, y todas son probablemente correctas. La derrota de Sanders es una combinación de múltiples factores, no una única explicación individual; habrá tiempo de analizarla con calma.
De todos los factores, sin embargo, creo que hay dos especialmente relevantes. El primero, Biden no es Hillary Clinton. En las primarias del 2016 una cantidad descomunal de votantes de Bernie no eran pro-Sanders sino anti-Clinton - y sí, la misoginia tuvo mucho que ver en este aspecto. Hillary era mucho mejor candidata que Biden (que en un día bueno es un viejecito entrañable distraído, pero poco más), pero para un sector del electorado (hombres blancos sín título universitario, principalmente), su candidatura era inaceptable. Este es el gran bloque de votos que se ha pasado de Bernie a Biden, y es el que ha convertido la derrota clara pero honrosa del 2016 en una paliza considerable el 2020.
El segundo factor a considerar es que la campaña de Sanders ha sido muy hostil al resto del partido, atacando al establishment sin cesar. El problema es que en la definición de Sanders el establishment está compuesto por todo aquel que no es Bernie Sanders, así que se han pasado meses y meses quemando cualquier puente con otros sectores o candidatos del partido, incluyendo potenciales aliados como Warren.
Esta estrategia ha generado una lealtad inquebrantable en muchos votantes de Bernie y una máquina imparable de recaudar donativos de sus bases, pero ha conseguido que el resto del partido empezara a ver a Sanders como una criatura hostil. Los partidos americanos son débiles, pero la gente aún tiene cierta identificación partidista; la hostilidad de Bernie hacia el partido le ha acabado por hacer daño. Lo vimos de camino al supermartes, cuando todos los rivales de Bernie apoyaron a Biden al retirarse de las primarias, y lo estamos viendo ahora, con Elizabeth Warren rechazando apoyar a quien debería ser un aliado ideológico. En vez de expandir sus bases, los sanderistas cavaron trincheras hasta quedarse aislados.
¿Podemos dar las primarias por terminadas entonces?
No del todo.
Para empezar, hay un debate este domingo. Bernie no es un tipo especialmente brillante en debates (Butiggieg y Warren eran los dos mejores candidatos en este aspecto), pero Biden es ocasionalmente un desastre. Como vimos hace un par de semanas cuando Warren redujo la campaña de Bloomberg a un charquito de vísceras en Las Vegas, un debate brillante puede cambiar una campaña. Es muy, muy, muy improbable que esto suceda aquí ya que Biden no es un completo inútil y está seguramente a 20 puntos de Sanders a nivel nacional, pero nunca se sabe.
El segundo punto es… bueno Joe Biden tiene 78 años, y hay una pandemia mortal ahí fuera. Ambas campañas han suspendido todos los mítines y eventos durante las próximas semanas, creo que más para proteger a los candidatos que por motivos de salud pública (Bernie tiene 77 tacos y tuvo un infarto el año pasado, por Dios). No hay demasiados precedentes de un candidato favorito a ganar la nominación “retirándose” antes de la convención (Robert Kennedy siendo el último), pero Dios sabe qué sucedería.
Ya estamos viendo todos esos artículos tan típicos de que “Bernie debería retirarse” que son una señal de que ya queda poco. Mi sensación es que Sanders lo dejará o a finales de mes tras perder Georgia, o el 28 de abril, cuando vota Nueva York.
Bola extra:
Trump ha suspendido vuelos de Estados Unidos hacia Europa durante 30 días. Aparte de ser una decisión que me afecta personalmente (aunque no tenía intención de volar a España este mes, pero siempre pueden salir imprevistos), es también bastante estúpida. Estados Unidos tiene más de 1200 casos de coronavirus ahora mismo, pero todo indica que el número real es mucho mayor ya que debido a la inexplicable incompetencia del gobierno federal, no se están haciendo pruebas a casi nadie. Como comentaba el otro día, parece que será la (relativamente) rápida reacción de las autoridades estatales lo que puede evitar una epidemia en Estados Unidos, no la inacción federal o prohibiciones de vuelos cuando ya ha miles de casos por todo el país.
Tom Hanks tiene el coronavirus. Si perdemos a Tom Hanks, este país se hunde. No hay ningún actor que sea admirado y querido de forma tan unánime.
Biden y Bernie han cancelado todos sus actos de campaña. ¿Trump? Sigue con mítines. Weeee.