Primero, empezaremos con una gráfica muy sencilla - la evolución del número de casos nuevos diarios y el número de muertes diarias por coronavirus en todo Estados Unidos desde principios de abril (datos sacados de aquí, elaboración propia):
Si uno mira este gráfico y cierra un poquito los ojos, puede decir que quizás, quizás, quizás la epidemia de coronavirus en Estados Unidos puede que esté empezando a remitir. El número de nuevos casos (media de nuevos casos diarios en la última semana, para reducir ruido estadístico) ha disminuido de 31.000 unos 27.000. El número de muertes diarias (también como media de los últimos siete días) ha bajado menos, de más de 2000 a 1800. El pico parece haber pasado y las cosas van medio bien. Quizás hay motivos para el optimismo.
La administración Trump, y más de dos decenas de gobernadores de todo el país, al menos, comparten esa opinión, y están empezando a reabrir la economía. Algunos estados (como Texas y Georgia) han levantado casi todas las restricciones, otros muchos van con algo más de cautela, pero van en la misma dirección.
Ahora veamos esta gráfica, que mide exactamente lo mismo, pero excluyendo las cifras de tres estados: Nueva York, Connecticut, y Nueva Jersey.
La historia, en este caso, no parece ser la misma ¿verdad? La tris-state area (Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey) es la región del país que ha sufrido el peor brote del país; casi la mitad de los muertos registrados por COVID-19 hasta ahora (30.522, cuando escribo estas líneas) se acumulan en estos tres estados.
La respuesta de los gobernadores en esta zona del país (los tres demócratas) ha sido bastante efectiva. Órdenes de confinamiento estricto, muchos, muchos tests, cerrar colegios, etcétera. Las medidas nunca han llegado a ser tan draconianas como en España, pero han surtido efecto; la curva de contagio ha bajado rápidamente en Nueva York y Connecticut, y un poco más lentamente en Nueva Jersey. Los tres estados están haciendo planes para reabrir, y cooperando entre ellos para comprar material, establecer calendarios, y demás.
Lo que parece claro, por lo que demos en esta segunda gráfica, que la leve pero decidida tendencia a la baja en la primera serie de números puede que sea engañosa. La epidemia quizás está remitiendo en la tri-state area, pero en el resto del país la tendencia es entre estable y ligeramente al alza.
Quizás el optimismo de Trump y muchos republicanos diciendo que lo peor ya ha pasado no está del todo justificado.
Ahora mismo, Estados Unidos tiene ante sí dos posibles escenarios. El optimista es que la pandemia es global, pero los brotes locales. Es realista pensar que en un país tan grande un estado puede tener la situación bajo control y reabrir, mientras que otros están aún en fase ascendente pero manejable con confinamientos. La desescalada de medidas tiene sentido, en este caso; cuando los brotes activos que quedan ahí fuera sigan el camino de Nueva York y empiecen a extinguirse, la curva nacional seguirá bajando.
El escenario pesimista, obviamente, es que Estados Unidos está empezando a reabrir la economía demasiado pronto, cuando la tasa de contagios sigue por encima de uno. El país a duras penas ha conseguido contener la epidemia durante el mes de abril y lleva semanas con más de 1700 muertos diarios. Levantar restricciones ahora hará que el virus vuelva a las andadas, con un repunte de casos nuevos y muertes diarias a mediados de mes.
La gente más cercana al presidente, especialmente Jared Kushner y el equipo económico, creen que el primer escenario es más probable. Los expertos de la CDC (la agencia federal para control de enfermedades infecciosas) creen que lo que veremos es el segundo escenario.
De momento, las noticias andan llenas de brotes y focos inesperados en zonas rurales. Me pregunto por qué.
Bola extra:
Todo el proceso para comprar material médico del gobierno federal hace que España parezca Suiza. Corrupto, caótico, y gestionado por amiguetes y familiares, con Jared Kushner, para variar, en el centro.
Los sondeos señalan que la mayoría de los americanos no quieren relajar aún el confinamiento. Los que protestan son una minoría.
Es difícil ser optimista en Estados Unidos estos días, la verdad.